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¿Sientes un ambiente enrarecido cuando un empleado “tóxico” llega a la oficina o entra a una reunión? No eres el único. En todas las empresas hay personas que generan malestar entre sus compañeros.
Si en tu empresa o equipo de trabajo el ambiente se percibe tenso, es posible que tengas que lidiar con un “tóxico”. Así se les llama ahora a quienes faltan el respeto a los demás, los manipulan, los intentan controlar, les mienten o les dicen comentarios hirientes.
Son personas que generan un mal ambiente, con frecuencia no escuchan, se cierran a otras ideas o formas de ver una situación. Son fácilmente identificables a través de lo que producen en la energía del grupo. Algunas telenovelas como Betty La Fea caricaturizan a los empleados “tóxicos”, aunque en la vida real se pueden encontrar situaciones aún peores.
“Un equipo es un estado de ánimo, un sistema de vínculos, confianza y cooperación. Una persona tóxica crea un ambiente inseguro para los que sí están enfocados en cuidarse o protegerse porque ejercen distintas formas de agresividad como la pasiva o emocional. Esto hace que los otros estén intranquilos y no se puedan concentrar, lo que afecta el entorno laboral, el rendimiento y la posibilidad de cumplir los objetivos de la organización”.
“Tengo una ejecutiva de ventas que siempre cumple metas, su desempeño es sobresaliente, pero sus relaciones con los demás vendedores son pésimas. ¿Qué puedo hacer para que mejore sus actitudes con el equipo?”. Esta pregunta la formuló Gladys durante un taller sobre conformación de equipos de alto rendimiento en ventas y es la que se hacen muchos empresarios al enfrentarse a estas situaciones.
Detrás de un empleado “tóxico”, dice Jacobsen, hay situaciones que los estresan, inseguridades, condicionamientos provenientes de la niñez y eventos de su proceso de desarrollo que no logran manejar. Por eso, aconseja darles una segunda oportunidad para que, en la medida en que superan los detonantes de su toxicidad, puedan aprovechar sus talentos. Para gestionar a una persona con “actitudes tóxicas”, te sugerimos:
Conversa con esa persona para generar comprensión acerca de sus comportamientos y abrir la posibilidad de un cambio. Estas conversaciones deben ser abiertas, directas y honestas. Deja claras las conductas que tienen un impacto negativo en el grupo, qué sienten o piensan los demás e invita al empleado a que reflexione tras esta retroalimentación sobre los aspectos negativos de su actuar. Enfatiza que, si no hay una transformación real y a largo plazo, las oportunidades para esas personas en la empresa pueden terminar. “Es importante ser duro con los problemas y suave con las personas”, aclara Jacobsen al recomendar un manejo amable aunque firme de la situación.
No puedes tolerar comportamientos “tóxicos” en la empresa porque un líder debe cuidar a los miembros de su equipo. En la medida de lo posible, cuenta con el apoyo de un asesor que brinde acompañamiento en el proceso. Recuerda que lo que tú permites es lo que tú promueves en tu organización.
Haz un seguimiento semanal o quincenal que permita verificar si la persona ha comenzado a cambiar los comportamientos que no son aceptables.
Si las “actitudes tóxicas” persisten, debes tomar medidas drásticas, teniendo en cuenta siempre lo que indica el Reglamento Interno de Trabajo en cuanto al procedimiento legal. Si el colaborador es de alto valor, puedes evaluar invitarlo a un modelo de trabajo remoto, aunque es importante tener presente que es posible que también se presenten situaciones incómodas a través de videollamada o email.
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En estas coyunturas debes tener claro que es necesario gestionar al “tóxico” pero también a los equipos afectados por sus actitudes. Procura escuchar a todos los involucrados en los eventos para contar con las versiones completas y, luego, toma las decisiones pertinentes.
Jacobsen recomienda mantener la calma y el profesionalismo, incluso frente a situaciones difíciles. Recuerda que un líder actúa con inteligencia y estrategia en los momentos más complicados.
Pero ¿qué pasa si todo el equipo es “tóxico”? En este caso, las decisiones deben ser radicales: sale el líder o los empleados que afectan el clima laboral. Los líderes buscan el acompañamiento de personas leales con las que se puedan construir vínculos de confianza.
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Jaime vivía muy estresado con su carga de trabajo, con frecuencia se bloqueaba cuando percibía que el equipo de ventas no alcanzaría la meta a fin de mes y su actitud se volvía muy negativa. Empezaba a hablar mal del gerente, dejaba de saludar a los demás y hacía comentarios de mal gusto en las reuniones de seguimiento.
El estrés, las responsabilidades y los desafíos mal manejados pueden convertir en “tóxico” a un líder. En estos casos, Pablo Jacobsen recomienda trabajar en el autoconocimiento, identificar qué miedos son los más comunes, cuáles tipos de pensamientos afectan el estado de ánimo y qué comportamiento suelen darse cuando hay coyunturas difíciles.
Al hacer ese análisis de manera honesta, estarás en capacidad de implementar estrategias de gestión personal que te permitan evitar los comportamientos “tóxicos” o, por lo menos, detectarlos a tiempo para neutralizarlos e impedir que tomen el control de las situaciones.
Cuando sientas que la presión está sacando lo peor de ti, puedes desactivar los disparadores de la toxicidad mediante unas sencillas prácticas:
Respira de manera consciente: ve a un lugar tranquilo y concéntrate en controlar el ritmo de tu respiración. Inhala y exhala lentamente durante algunos minutos.
Reconoce tus emociones: intenta ponerle un nombre a lo que estás sintiendo: miedo, rabia, tristeza, angustia. De esa manera podrás hacer consciencia del propósito de esa emoción. Puede que temas a ser señalado por no cumplir objetivos, o que sientas enojo porque no reconocen tus esfuerzos. Puedes utilizar un diario de emociones para sacar todo lo que tienes dentro y ‘liberarte’ sin afectar a otros.
Establece límites: define muy bien qué te puedes permitir y qué no, así estarás consciente de las consecuencias de tus comportamientos.
Define estrategias de manejo del personal: puedes contar con un coach o un mentor que te guíe sobre la mejor manera de gestionar tus emociones en momentos difíciles.
Conéctate con tu equipo: genera espacios de comunicación y de confianza.
Como líder, guías a través de la inspiración y el ejemplo. Así mueves a tu equipo a la acción y la ejecución. Si tienes un mundo interior bien construido, trabajas en ti mismo, te conoces e identificas tus emociones, cuentas con más herramientas y capacidad para guiar a los demás. Crea el tono en tu grupo. Si ese tono es tóxico, no puedes esperar que los otros tengan un comportamiento diferente.
“Las personas se adaptan a los ambientes. Hay personas buenas que tienen comportamientos tóxicos en ambientes tóxicos por supervivencia. Y hay personas tóxicas que, en un ambiente positivo, tienen mejores comportamientos. Si el clima de la organización o su cultura son positivos, y los líderes crean ese tono de respeto y colaboración, persuaden a las personas tóxicas para que no tengan comportamientos que afecten al equipo”, concluye el coach de mentalidad y alto rendimiento.
Ya tienes la información para que puedas identificar a tiempo los “comportamientos tóxicos” en tu empresa. Ahora es el momento de trabajar en ti para que lideres a tu equipo desde el respeto e inspires a quienes les cuesta desempeñarse en conjunto. ¿Qué harás a partir de hoy para mejorar tu ambiente laboral?
*El contenido de este artículo es únicamente una referencia. Si sospechas que en tu empresa hay un empleado tóxico, asesórate con expertos sobre cómo manejarlo.
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