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Descubre el impacto de la reducción de la jornada laboral en Colombia y las estrategias que las empresas pueden usar para optimizar la productividad, basadas en la primera disminución de una hora en julio de 2023.
A partir del 15 de julio de 2024, la jornada laboral en Colombia se reducirá una hora más para llegar a 46 horas semanales, de acuerdo con la Ley 2101 de 2021. Esto no representa una reducción del salario de los trabajadores ni una afectación a los derechos o garantías adquiridos.
Con este cambio y el que se produjo en 2023, cuando la jornada laboral pasó de 48 a 47 horas, Colombia responde a las conclusiones de los análisis elaborados por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) sobre la productividad laboral y la calidad de vida de los trabajadores. Según esta entidad, el PIB por hora de trabajo (una medida de productividad) es de 140 en Irlanda, el país más productivo del mundo. En Colombia solo llega a 114, a pesar de que su jornada es una de las más largas entre los miembros de la organización.
“Esta reducción representa un cambio para los trabajadores frente a la administración del tiempo y la calidad de vida. También para las empresas, que deben modificar sus procesos de tal forma que se asegure la correcta y eficiente prestación de los servicios en menor tiempo”.
Lo anterior es relevante porque el recorte de 2024 no es el último. De hecho, en 2025 y en 2026 la jornada laboral se reducirá dos horas cada año. El objetivo es que, para 2026, esta quede en 42 horas semanales.
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El principal insumo que tienen los negocios para encarar los retos de la disminución de la jornada laboral, que impacta especialmente a los que ofrecen atención al público o los que tienen necesidades operativas con alta demanda como el sector energético y petrolero, es revisar qué sucedió durante el último año. Lo que se ha observado es que las mayores presiones recaen sobre la estructura de costos de las empresas.
“Las compañías se ven impactadas desde el punto de vista económico por los costos laborales asociados con su personal. Si deben pagar recargos por trabajo suplementario, aumenta la base de liquidación de las prestaciones sociales y de seguridad social”, afirma Gandini.
El salario mínimo, que en 2024 subió un 12 %, impacta por igual a comercios e industrias que buscan ser rentables aun en un año complejo para las ventas. Pero, ¿qué ha pasado específicamente con el comercio? Carlos Betancourt, director ejecutivo de Acecolombia (Asociación de Centros Comerciales de Colombia) y miembro de Aliadas (Alianza de asociaciones y gremios colombianos), resume así su situación:
En los negocios en los que el componente laboral corresponde a un porcentaje importante de los costos, como el comercio, es clara la necesidad de contratar más personal, pero esto parece inviable por la carga prestacional que implica.
En los centros comerciales casi un 30 % de los costos corresponde a seguridad. La tarifa mínima en 2023 por el servicio de vigilancia para 30 días por 24 horas era de 8.8 SMMLV (Salarios Mínimos Mensuales Legales Vigentes) y con ella se cubrían tres turnos. Ahora se proyecta que para 2024 esa cifra suba a 9.02 SMMLV, a 9.29 SMMLV en 2025 y a 9.32 SMMLV en 2026.
El aseo corresponde al 9 % de los costos de los centros comerciales, lo que obliga a hacer “maromas” con los turnos, aunque, al final, se generan mayores costos.
“Algunos almacenes ubicados en centros comerciales, incluso, están solicitando a las administraciones modificar el horario de cierre para evitar el pago de horas extra, para controlar los costos prestacionales”
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Aunque pareciera la alternativa más obvia, contratar personal no sería la solución óptima ante la disminución de la jornada laboral. Las empresas, en cambio, buscan preservar el empleo actual y las condiciones del servicio prestado mediante acciones que también velan por la sostenibilidad de los negocios, dice Gandini:
Las compañías realizan ajustes en sus horarios de servicio, por ejemplo, quienes operan de lunes a sábado optan por laborar una hora menos el sábado.
Empresas en las que no es viable dejar de trabajar una hora completa un día, como los call centers, se inclinan por finalizar su jornada diaria 10 minutos antes de lo normal para cumplir la norma.
Otros negocios optan por pagar una hora extra a su personal, en vista de que el volumen de trabajo les impide reducir la jornada.
“Lo anterior demuestra que las empresas aún están en proceso de evaluar la mejor manera de gestionar la disminución de la jornada laboral para cumplir con el propósito que los trabajadores disfruten de mayor tiempo libre”, sostiene la experta de Deloitte.
Por otro lado, Carlos Betancourt describe algunas prácticas implementadas por el comercio para ajustarse a una jornada laboral más corta:
Los comercios piensan en tener solo un vendedor en horas valle y dos vendedores en hora pico. Otros acuden a la implementación de herramientas tecnológicas para hacer que las actividades más costosas, como las de limpieza, se hagan de una forma más eficiente y en menos tiempo: la tecnología les ayuda a programar mejor los turnos y el proceso de trabajo para lograr reducciones en tiempos y materiales.
Los restaurantes tienen la posibilidad de cerrar durante las franjas en las que no atienden y así compensar el costo de más horas de trabajo, aunque en los centros comerciales se les exige la apertura en horario continuo tanto en plazoletas como si sirven a manteles.
Ante la complejidad de gestionar los costos laborales, se están evidenciando acciones para disminuir costos en otras áreas como el consumo de energía con la instalación de paneles solares para balancear con los costos laborales.
La operación flexible es una estrategia frente a la incertidumbre
Isabella Gandini, socia de Deloitte, explica que las compañías también pueden adoptar ciertas prácticas para equilibrar sus intereses y los de los trabajadores en medio de la coyuntura actual:
Desarrollar programas para el manejo y la gestión del tiempo, con el apoyo de soluciones tecnológicas como inteligencia artificial y herramientas de automatización, entre otros, para eliminar procesos manuales y acelerar los flujos de información en áreas como mercadeo y ventas.
Crear equipos interdisciplinarios en los que participen miembros de los equipos de finanzas, nómina y gestión humana, con el objetivo de encontrar soluciones integrales para administrar los riesgos y mitigar el efecto de la disminución de la jornada laboral.
Analizar el impacto económico de continuar con la disminución gradual de la jornada laboral, según lo dicta la ley, o diseñar un esquema definitivo de 42 horas a la semana, como está previsto que ocurra en julio de 2026.
Desarrollar programas de reentrenamiento que permitan mejorar las habilidades de los trabajadores, identificando oportunidades para que incrementen su productividad contando con herramientas más acordes.
Promover la felicidad en el trabajo mejora la calidad de vida de los empleados, impulsa la productividad y genera retención del personal. Un liderazgo empático y consciente es el elemento clave para cultivar la satisfacción laboral y el éxito empresarial.
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