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Mediante iniciativas como la Visión 2050 Colombia, las empresas pueden impulsar el desarrollo sostenible del país y contribuir a la mitigación del cambio climático. Este desafío requiere de soluciones para preservar el medio ambiente. Descubre más aquí.
Cambio climático: los desafíos ambientales de Colombia
A nivel mundial, Colombia solo aporta el 0.4% de emisiones de gases de efecto invernadero, principales causantes del cambio climático. Sin embargo, sí es un país vulnerable frente a sus efectos: el aumento de la temperatura pone en riesgo la provisión de alimentos, pues afecta las cosechas y al el suministro de agua, de acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. De seguir así, el país se verá expuesto a inundaciones catastróficas y sequías prolongadas que afectarán a toda la población, pero especialmente a las comunidades más vulnerables. El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), de hecho, estima que el fenómeno de El Niño, caracterizado por sequías, se extenderá entre junio y agosto de este año con un 89% de probabilidad. En ese contexto, las empresas tienen el reto de implementar acciones urgentes, duraderas y prácticas para aportar a la mitigación del cambio climático. Pueden apoyarse en hojas de ruta como la Visión 2050 Colombia, creada por el Wbcsd (Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible, por sus siglas en ingles) y adaptada por su capítulo colombiano Cecodes (Consejo Empresarial Colombiano para el Desarrollo Sostenible).
“Estamos sobrediagnosticados sobre los desafíos que tenemos en el país, que son emergencia climática, pérdida de biodiversidad y creciente desigualdad. Es hora de pasar de la retórica a la acción para convertir los retos en oportunidades para el país y lograr que cada actor haga lo que le corresponde”.
Para empezar, esta entidad que ha liderado la transformación de Colombia hacia el desarrollo sostenible propone:
Identificar los desafíos que cada empresa puede abordar desde su negocio y hacerlos parte de una estrategia diferencial.
Promover un cambio de mentalidad para pasar de extraer valor a crear valor para los diferentes grupos de interés.
Actuar bajo la premisa de la regeneración o ir más allá de la intención de no hacerle daño al medio ambiente y empezar solucionar los problemas ya generados.
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El Wbcsd pronostica que, en el año 2050, habrá en el mundo más de 9.000 millones de personas y en Colombia, 62 millones de personas. El ideal es que vivan adecuadamente, sin sobrepasar límites medioambientales. Es decir, que tengan derechos, necesidades básicas satisfechas e igualdad de oportunidades, mientras se aprovecha acertadamente y al máximo el capital natural del país. A partir de esa base, Cecodes propone nueve caminos de transformación, con sus respectivas acciones, que las empresas pueden seguir para lograr ese objetivo y sumarse a un cambio necesario. Estos son:
Planificar e implementar la eliminación gradual de la generación de energía a partir del carbón y otros combustibles fósiles.
Incentivar y apoyar a los actores de la cadena de valor para que también incorporen estas prácticas.
Adoptar principios de movilidad sostenible o lograr flotas corporativas que generen cero emisiones de carbono.
Construir modelos de negocio en torno a la movilidad de personas y logística que no solo sean viables económicamente, sino que conecten las zonas rurales y urbanas.
Apostarle a la construcción sostenible o a soluciones basadas en datos científicos que aporten a la reducción de la huella de carbono.
Favorecer los modelos de negocio circulares que aprovechan las bondades de los materiales y así generan menos residuos.
Innovar en productos que no se conviertan en “alimento” para los rellenos sanitarios, no consuman tanta materia prima y sean reutilizables.
Fomentar la reutilización y demanda de materiales secundarios o de residuos que sirvan como materia prima para otras empresas.
Alentar y participar en las finanzas sostenibles que facilitan la inversión en productos amigables con el medio ambiente, bonos ambientales y bonos sociales.
Incorporar criterios relacionados con los impactos ambientales, sociales y económicos que se generan tanto en la contabilidad como en los criterios de valoración empresarial.
Participar en alianzas público privadas que faciliten el acceso de toda la población a los servicios de información y comunicaciones, como internet.
Aprovechar la digitalización para rastrear los datos del negocio e implementar una trazabilidad que permita establecer su grado de sostenibilidad y el de su cadena de valor.
Apoyar al gobierno para que el sistema de salud sea resiliente y pueda atender a las víctimas de enfermedades respiratorias, que se agravan con el cambio climático.
Generar mayor conciencia en los consumidores con respecto a la importancia de tener estilos de vida saludables. Repensar los modelos de negocio a partir de esta necesidad.
Establecer metas de uso del recurso hídrico y realizar una gestión eficiente de este, lo que incluye el buen manejo de aguas residuales, por ejemplo.
Unir esfuerzos con otros actores para limpiar y restaurar los ecosistemas relacionados con el agua que se han visto afectados por la actividad empresarial.
Adoptar prácticas acuícolas, ganaderas y de agricultura que permitan obtener mayores rendimientos, mientras se aporta a la regeneración de suelos y a la seguridad alimentaria.
Crear cadenas de suministro que no contemplen la deforestación ni una conversión del suelo que pueda resultar nociva para los ecosistemas.
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