Bancolombia
Debido a la inflación, el alza en el índice de precios del consumidor, entre otras situaciones económicas las empresas buscan alternativas para no elevar los costos a sus consumidores, como lanzar formatos más pequeños.
Últimamente, es usual encontrar productos de consumo de los hogares al mismo precio, pero en formatos más pequeños. También se da otro fenómeno cuando el contenido y el costo siguen siendo los mismos, sin embargo, la calidad del producto se reduce. Estas situaciones son muy comunes en economías que enfrentan la paradoja de un crecimiento bajo con una inflación al alza y son parte de estrategias empresariales para reducir costos:
Reduflación o shrinkflation: consiste en reducir la cantidad de un producto dejando el precio intacto. De esta forma, las empresas logran conservar los márgenes de la operación sin afectar, en apariencia, el bolsillo de los compradores que están dispuestos a moderar su consumo para recibir la misma calidad.
Skimpflation: se refiere a reducir tanto la calidad como la disponibilidad en el mercado de un producto sin alterar su precio. De esta forma, las compañías utilizan materias primas más baratas para mantener sus márgenes, aunque esto signifique afectar de algún modo la calidad del artículo final.
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El gerente de DrimDuit, Carlos Andrés Pérez, economista e investigador, explica que varios factores impulsan hoy a las empresas a implementar estrategias de reduflación o shrinkflation y skimpflation. Las compañías se ven sometidas a situaciones estructurales o coyunturales que generan una presión adicional en sus procesos administrativos y de innovación.
“En momentos de crisis, coyunturas específicas de desaceleración económica o incertidumbre sobre el desempeño de la economía a mediano plazo, como es el caso colombiano, estas alternativas representan la posibilidad de que las empresas sigan funcionando y atendiendo las necesidades de sus consumidores. De hecho, les permiten hacer ajustes en sus procesos productivos para cuidar su flujo de caja y garantizar una mejor posición en términos financieros”, dice el experto.
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La reduflación, en ese sentido, puede generar tanto ventajas como desventajas para los negocios. Así se resumen los posibles efectos de implementar una estrategia como esta, de acuerdo con Pérez.
Pros:
Las empresas pueden acceder a nuevos mercados con intereses o preferencias distintos, por lo que es más posible que se acepten cambios en la cantidad del producto ofrecido.
Las compañías se ven retadas a diseñar productos de distintas características o formatos que se ajusten a las preferencias de diversos grupos poblacionales, lo que las impulsa a ser más eficientes, competitivas y a capturar mayor valor.
Contras:
Una transformación así podría traducirse en mayores costos de producción si la compañía no tiene la capacidad instalada para soportar grandes escalas de elaboración de manera eficiente. En ese caso, el ajuste en el formato del producto o servicio no necesariamente representa una reducción de los valores unitarios. Por el contrario, en negocios donde hay varias ineficiencias operativas y el valor que genera la empresa está más ligado a su reputación, un cambio de estrategia orientada hacia ajustes en el artículo y en el servicio puede ser contraproducente.
¿Qué ocurre con la skimpflation en términos de beneficios y retos para los negocios? El experto señala que, si la reputación de las empresas está construida sobre la base de un buen servicio o producto, no deberían apostar por bajar la calidad. Sin embargo, hay que considerar que los productos o servicios de menor calidad, y, por lo tanto, con menores costos, pueden encontrar una oportunidad de crecimiento en ciertos mercados que valoran este tipo de alternativas en un contexto de desaceleración económica. Aun así, cabe recordar que usualmente, en cuanto se revierte ese ciclo económico y los hogares perciben un aumento en sus ingresos, vuelven a comprar los productos de la mayor calidad posible.
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A nivel global, las empresas que pueden valerse de la reduflación o la skimpflation también están aprovechando esas tendencias como un trampolín para desarrollar estrategias de reducción de costos que les permitan mejorar su productividad administrativa mediante la innovación. Las compañías colombianas pueden emular sus buenas prácticas, sobre todo, si se tiene en cuenta que la innovación es aplicable a todas las etapas del proceso productivo y no solo al desarrollo de productos. Algunas de ellas son:
Estrategias segmentadas de comunicación a través de redes sociales para llegar de forma directa y específica a los clientes que pueden estar interesados en un producto o servicio, así tengan o no el mismo contenido y calidad de antes.
Estrategias de transformación digital e innovación tecnológica que facilitan el aprovechamiento en tiempo real de la información generada en las tiendas o establecimientos con el fin de tomar decisiones sobre sus productos y ajustarlos a la demanda.
Estrategias logísticas, especialmente cuando se tiene una gran operación, pues además de tener un impacto positivo en el medioambiente, ayudan a las empresas a reducir sus costos para hacerse más sostenibles por esa vía, sin afectar los productos.
Estrategias de desarrollo de nuevos formatos, como los hard discount o tiendas de descuento, que se dan el lujo de ofrecer productos de marca propia y otros que resultan atractivos para el bolsillo de los consumidores, aunque no sean los más sofisticados.
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“Las empresas tienen que identificar qué es lo que las hace únicas y valiosas en el mercado. Eso es lo que se debe comunicar de forma consistente a través de todo lo que hable del valor que generan como el formato y la calidad de sus productos o sus tiendas. La decisión de optar por alguna de las estrategias de reducción de costos es necesario tomarlo de manera inteligente y considerando los posibles impactos”.
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