La inteligencia artificial tiene gran potencial en procesos logísticos. Mejora el almacenamiento, impulsa las ventas y optimiza los tiempos de cumplimiento. Descubre los beneficios y soluciones que puedes implementar en tu empresa.
Cuatro beneficios de la tecnología aplicada a la logística
La gestión de inventarios es una actividad íntimamente ligada a otras etapas de la cadena logística y, como lo expresó Diego Vargas, gerente general de Zona Franca de Bogotá, en el foro “Diálogos francos – Inteligencia artificial: visión actual e impacto a futuro en la logística”, para seguir el ritmo de crecimiento de los negocios, se deben incorporar tecnologías como la inteligencia artificial. Con esta integración podemos:
Hacer una predicción de la demanda del mercado para lograr una gestión más eficiente de inventarios y evitar la escasez o exceso de productos.
Realizar tareas de embalaje y clasificación de productos mediante bots (sistemas que realizan tareas repetitivas) con el fin de aumentar la velocidad y precisión del proceso logístico.
Programar algoritmos que, al analizar grandes conjuntos de datos, faciliten la optimización de rutas en tiempo real, así como la reducción en tiempos de entrega y costos asociados.
Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la huella de carbono, optimizando recursos y mitigando desperdicios.
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“La inteligencia artificial nos pasó por encima. Las empresas que no incluyan en su estrategia el mejoramiento de los procesos logísticos a partir de la tecnología, perderán competitividad. Los empresarios deben dar ese paso y perder el temor que suscita el desconocimiento sobre las ventajas de la digitalización en la logística”, dijo Miguel Espinosa, presidente ejecutivo de Fitac (Federación Colombiana de Agentes Logísticos en Comercio Internacional).
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¿Cómo serán las tiendas del futuro?
La implementación de la inteligencia artificial en la logística cobra relevancia a la luz de dos realidades que han reconfigurado el comercio. La primera es la penetración de internet y la segunda, la preferencia de los consumidores por las compras omnicanal en las que se mezcla la experiencia presencial con la virtual. Así lo evidencia un estudio de Accenture, que asegura que el modelo OMO (online-offline) exige repensar aspectos como el almacenamiento inteligente.
Este incluye opciones de entrega optimizadas, procesos de devoluciones eficaces y, ante todo, una mejora en la cadena de suministro. Es decir, partir de herramientas como la nube, el análisis de datos, la inteligencia artificial y el aprendizaje automático para impulsar la eficiencia operativa y lograr que esto se traduzca en menores costos y mayor calidad del servicio.
En esa línea, la investigación propone que en el futuro, por ejemplo, las tiendas físicas tengan un pasillo donde los productos sean reemplazados por un código QR. Al escanearlo, entrará en funcionamiento la “dark store”, un microcentro de distribución o área inteligente de almacenamiento con un sistema que entregará el producto solicitado de forma sencilla y rápida.
“Esto permitirá a las tiendas optimizar su inventario, ahorrar espacio, disminuir el desperdicio de productos en las estanterías y, por lo tanto, reducir los costos de manipulación de los productos. Al acercar la distribución de mercancías a los clientes, reducirá también los costos de entrega de última milla, que es la última etapa del proceso de entrega de un pedido al cliente final”.
Juan Manuel Ardila, líder de experiencias digitales de AccentureTe recomendamos leer:
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Importancia de la automatización en la logística de última milla
Aún quedan varios desafíos para que el proceso de almacenamiento inteligente y la entrega de productos en su última etapa sean más efectivos. Algunos de ellos se ven reflejados en cifras como las recopiladas en el "Estudio sobre logística de última milla”, del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC).
Teniendo en cuenta estas necesidades y desafíos, varias empresas crearon diferentes herramientas que brinden una logística de última milla para cumplir con las expectativas de los consumidores:
Fulfillment: Incluye el servicio de integración con los canales de venta electrónicos de un comercio y almacenaje de productos. Esto permite mantener actualizado el inventario, recibir órdenes de compra, procesar cambios relacionados con ellas, ofrecer un empaque personalizado y garantizar mejores tiempos de entrega. En Colombia, este servicio es ofrecido por empresas como Melonn.
Deep learning: Incorpora inteligencia artificial para realizar diferentes trabajos como identificar objetos y clasificarlos según sus características, o calcular cuántos objetos con ciertas características existen en un espacio. Así, es posible saber fácilmente con qué inventario se cuenta, pero también, reconocer si existen piezas defectuosas no aptas para la venta.
Taquillas inteligentes: Dispensadores de paquetería que se instalan en sitios estratégicos de las ciudades donde las empresas dejan los productos vendidos mediante su e-commerce. Al realizar la compra, el consumidor recibe un código QR que debe escanear en la pantalla de la taquilla para recoger su pedido. Ayudan a realizar un almacenamiento inteligente de productos, llevar un control exhaustivo del inventario y reducir gastos de personal.
Robotización: De acuerdo con Deloitte, la robotización de los almacenes reduce el espacio requerido por los empleados, lo que aporta al almacenamiento inteligente en la medida que puede llegar a aumentar el espacio disponible para el inventario en un 50 %. Mientras que las máquinas se usan para el cargue y descargue de productos, los sistemas hacen que la selección, empaque y envío se hagan de una forma más eficiente.
Logística integral: Estrategias como las anteriores deben concebirse en conjunto con otras. Por ejemplo, se pueden usar embalajes reusables para que los clientes puedan devolverlos a un centro de acopio tras recibir su pedido, o implementar vehículos eléctricos y alternativos como las patinetas. Con estas acciones no solo se reduce la huella de carbono, también se logra que la logística de última milla fluya de principio a fin en ciudades congestionadas o en donde el transporte convencional no llega.
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