Las nuevas tecnologías han creado nuevos modelos de consumo; entre ellos se encuentra la economía colaborativa. ¿De qué se trata?
Las nuevas tecnologías, los métodos de pago digitales y las redes sociales han transformado el consumo; entre los modelos emergentes se encuentra la “economía colaborativa” (sharing economy).
En la economía colaborativa, comprar dejó de ser la única manera de disfrutar un producto o servicio; en su lugar, es mejor rentar, compartir o canjear, tanto en el ámbito empresarial como personal. De allí que la economía colaborativa pueda frenar el consumo, con las consecuencias económicas negativas que acarrea.
Sharing economy: ¿en qué consiste?
Como su nombre lo indica, esta nueva economía se basa en compartir y colaborar. Es decir: prestar, alquilar, intercambiar o comprar bienes usados por un pequeño valor.
En Estados Unidos, 44% de los consumidores están familiarizados con la economía colaborativa y 19% han realizado alguna transacción propia de este modelo, según el estudio The Sharing Economy, realizado por la consultora PWC.
Ejemplos de negocios de la economía colaborativa son Uber (taxis) o Airbnb (alojamientos). Uber, por ejemplo, ha conquistado 55% de los recorridos realizados en taxis en el mercado de viajes de negocios en Estados Unidos, de acuerdo con PWC. Otro ejemplo, son las aplicaciones móviles que permiten a varias personas compartir un taxi si viajan por la misma ruta.
¿Cómo compramos hoy?
El periodista Thomas L. Friedman señaló que en Estados Unidos se vendieron 80 millones de taladros eléctricos, que, de acuerdo con una publicación del diario The New York Times, solo serían usados unos 13 minutos al año. ¿Era necesario comprarlos? Este es un ejemplo del tipo de preguntas que inspiran a la economía colaborativa.
Detrás de esta nueva forma de consumir está un cambio de valores: en lugar de comprar y poseer cosas, se favorece el préstamo, el intercambio y el alquiler.
Para Rachel Botsman —una de las principales voceras de la economía colaborativa— durante el siglo XX la publicidad (que explotó el deseo natural de poseer cosas) y el acceso a créditos aumentaron exponencialmente las compras. Al contrario, desde principios del siglo XXI se ha popularizado el consumo colaborativo, que privilegia los valores comunitarios.
Las diferencias son también generacionales: 30% de los consumidores colaborativos pertenecen a la generación Y o millennials. Si bien el grupo poblacional mayoritario en América Latina es la Generación Z con el 30% de la población latina (Entre 7 y 21 años de edad), son los millennials, el 24% de la población, (Entre 22 y 36 años) quienes tienen mayor poder de compra, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
También, los millennials son muy asiduos a realizar compras por Internet. Por dos razones sencillas: ahorro de tiempo y dinero. Muchos tienen que estudiar al mismo tiempo que trabajar, por lo que les resulta más sencillo comprar mediante su dispositivo desde cualquier lugar, que acudir a la tienda física. En segundo lugar, porque a través de plataformas como Aliexpress, el retailer online favorito para la generación millennial, se puede ahorrar de manera considerable.
Cuán útil es un bien, es otra de las consideraciones para unirse a la economía colaborativa. Así, una de cada dos personas vende sus bienes debido al poco uso que les da, más que por obtener una ganancia. Para tres de cada diez personas lo más importante es reutilizar las cosas, y para dos de cada diez la falta de espacio es la razón por la que deciden vender sus bienes.
Algunos productos son más propensos a circular en los mercados de bienes usados. Por ejemplo, 77% de los consumidores prefieren comprar libros, videojuegos y objetos de ocio usados. Casi lo mismo ocurre con los artículos deportivos (72%) y los bienes de casa y jardín (70%).
"La economía colaborativa tiene el poder de cambiar los hábitos de consumo. Para algunos expertos puede frenar el consumo, con las consecuencias económicas negativas que acarrea".
¿El reto?
Uno de ellos -sin lugar a dudas- es la competencia. Debido a que el concepto de economía colaborativa ha permanecido en constante desarrollo se ha convertido no solo en una forma de ahorrar unos cuantos pesos como consumidor, sino en una forma de trabajo a tiempo completo para algunos proveedores de servicios como taxi o alojamiento.
Este sobre aumento en la oferta de productos y servicios reduce las ganancias para muchos de ellos. Por ejemplo, en Houston la tarifa que un conductor de Uber podía ganar ha caído de 2.50 dólares por cada 1,5 kilómetros al precio actual de 1.10 dólares.
Otro caso de cómo el consumo colaborativo está transformando la industria es el caso Airbn. El estudio The Rise of the Sharing Economy: Estimating the impact of Airbnb on the Hotel Industry realizado por la Universidad de Boston señala que por cada aumento del 1% en la oferta de Airbnb en una ciudad, los hoteles pierden 0.05% de sus ingresos.
Aunque puede parecer bajo, la realidad es que cuando pensamos en la rapidez con que crece el alojamiento a través de la plataforma, se puede notar el gran impacto. Por ejemplo, la misma investigación señala que mientras la cadena Marriot tiene como objetivo aumentar a 30.000 habitaciones este año, esta cifra es alcanzada por Airbnb en tan solo un mes.
Para algunos puede ser positivo, para otros negativos, pero lo que es irrefutable es que los nuevos hábitos de consumo cambiaron y cada sector debe aprender a beneficiarse de la adopción de la economía colaborativa y la nueva forma de compra de los consumidores de hoy.
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Recuerda:
La forma en que los consumidores continúen interactuando con este modelo tendrá un impacto considerable en la rentabilidad y el crecimiento de las industrias.
Las diferencias generacionales también influyen en la transformación de los hábitos de consumo. 30% de los consumidores colaborativos pertenecen a la generación de los millennials.
Los hábitos y necesidades de consumo cambiaron y cada sector debe aprender a beneficiarse de la adopción de la economía colaborativa.
La nueva economía colaborativa representa un reto de adaptación para los modelos tradicionales que está transformando los negocios para adentrarse en este nuevo mercado.
Ejemplos de negocios de la economía colaborativa son Uber (taxis) o Airbnb (alojamientos). Uber, por ejemplo, ha conquistado 55% de los recorridos realizados por taxis en el mercado de viajes de negocios en los Estados Unidos.
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