“Creemos que no en muchos años todos los bonos van a tener una etiqueta y van a ser un prerrequisito para salir a los mercados”.
Los bonos con destinación específica de recursos van más allá de los bonos verdes, actualmente existen más categorías en Colombia y el mundo. Conócelas.
La emisión de bonos temáticos o bonos con destinación específica de recursos, es una tendencia que viene creciendo desde hace varios años en el mundo y en Colombia. Hoy se pueden encontrar bonos verdes, azules, naranjas, sostenibles, sociales; todos con un fin específico.
Pero para entender la diferencia de estos con una emisión normal es necesario describir primero los conceptos.
De acuerdo con Nicolás Mayorga, gerente de derivados de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC), “las emisiones de bonos básicamente son un mecanismo por el cual una compañía, que después se convertirá en emisora, logra financiar sus proyectos, su estrategia de crecimiento”.
A través del mercado intermediado -donde participan las entidades financieras como los bancos- o del desintermediado -donde está presente la Bolsa-, se logran conectar los mercados públicos con los inversionistas.
En un bono normal, el inversionista presta la plata y las empresas pueden destinar los recursos para colocarlos donde quieran, por ejemplo, pagar nómina, construir un proyecto, invertir en tecnología, comprar insumos, entre otros. En una emisión de bonos temáticos, no.
Los proyectos deben cumplir con criterios de elegibilidad enmarcados en los principios de este tipo de bonos.
La compañía define un marco con las especificaciones que cumplirán los proyectos financiados y que debe ser verificado por un tercero independiente.
Los recursos tienen que ser única y exclusivamente para financiar los proyectos ahí definidos.
El emisor se compromete a reportar los impactos generados por los proyectos financiados con los recursos de la emisión, en adición, con la gestión de los recursos captados.
Fuente: Bancóldex
Según explica Mayorga, en la destinación específica de recursos se necesita poner una etiqueta y normalmente las etiquetas están acompañadas de un color. “Acá el inversionista está dispuesto a prestarle a una compañía porque esta le dijo que el dinero lo va a usar puntualmente para construir, por ejemplo, una granja solar, o para un proyecto social”.
A continuación, te explicamos en qué consiste cada categoría: TABLA Para Eduardo Atehortúa, director PRI Latam, la ventaja más importante hoy para las entidades que emiten esos bonos es que podrían puedrían endeudarse con unas tasas más bajas.
Según Atehortúa, “eso significa que van a pagar menos por la deuda que van a adquirir, y la razón por la que se pueden endeudar con tasas más bajas, es porque cada vez hay más inversionistas que están interesados y demandan este tipo de bonos que aún no son tan comunes”.
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De acuerdo con la BVC, Colombia ha emitido 20 bonos con destinación específica de recursos entre diciembre de 2016, cuando salió el primer bono verde de Bancolombia (esta entidad fue la segunda en el mercado con IFC), hasta mayo de 2022, con un bono social de Bancóldex.
Organizaciones como Bancolombia y el Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en el Exterior (Icetex) han realizado cuatro y dos emisiones, respectivamente; y hay otras entidades financieras, empresas como ISA, e instituciones estatales como el Distrito Capital, que cuentan con una colocación.
El 45 % del total de emisiones de bonos temáticos en el país han sido sociales, y luego de estos vienen los verdes, (30 %), los sostenibles (15 %) y, con un registro cada uno, los vinculados a la sostenibilidad -SLB- (5 %) y los naranjas (5 %).
“Si bien en Colombia no se tiene conocimiento de intenciones de captación de recursos a través de los bonos azules, estos podrían ser un instrumento financiero que apalancaría la financiación de la reconstrucción de San Andrés y Providencia luego del paso del huracán Iota”, sugirió en un reciente informe la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia (Asobancaria).
En cuanto a los bonos naranja hay que decir que Colombia fue pionera en este concepto con el primer bono sobre este tema emitido en el mundo.
De acuerdo con Claudia González, vicepresidente financiera de Bancóldex, “a finales de 2018 usamos el mismo estándar de ICMA (International Capital Market Association) para sacar bonos naranja, que tienen que ver con industrias culturales y creativas. Usamos el mismo estándar de verdes y sociales y lo adaptamos a Colombia donde ya existe una Ley de Economía Naranja”.
Con respecto al mundo, Asobancaria resaltó en su informe que, al tercer trimestre del año pasado, Estados Unidos era el país con la mayor emisión de bonos verdes, superando los USD180.000 millones desde su primera emisión.
China se ubica en el segundo lugar, al contar con un acumulado en el recaudo por emisiones de bonos verdes de alrededor de USD120.000 millones; y en el tercer lugar en emisión y, el quinto en monto, está Alemania.
Los estándares que definen las etiquetas para cada tipo de bonos se enmarcan en las normas establecidas en ICMA, la Asociación Internacional de Mercado de Capitales (por sus siglas en inglés). Esta es una organización, con sede en Suiza, que durante más de 50 años ha consolidado su presencia en más de 64 jurisdicciones del mundo con sus recomendaciones.
Puntalmente en el caso del país, es de resaltar también avances en delimitación como la Taxonomía Verde, que fue lanzada el año pasado por los ministerios de Ambiente y Hacienda, la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC), el Departamento Nacional de Planeación (DNP) y el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
“Creemos que no en muchos años todos los bonos van a tener una etiqueta y van a ser un prerrequisito para salir a los mercados”.
Con esta taxonomía se busca facilitar la identificación de proyectos con objetivos ambientales, desarrollar los mercados de capitales verdes e impulsar la movilización efectiva de recursos privados y públicos hacia inversiones. Para ello se incluye especificaciones en siete sectores: energía, construcción, gestión de residuos y captura de emisiones, suministro y tratamiento de agua, transporte, tecnologías de la información y comunicación, y manufactura.
Las métricas:las compañías no están acostumbradas a medir indicadores como, por ejemplo, qué tanto CO2 producen o la huella hídrica dentro de sus operaciones; y esas mediciones son las que al final les permitirá emitir bonos o crear su estrategia de sostenibilidad.
Los inversionistas: Colombia requiere que muchos más inversionistas acudan al mercado de capital a comprar las emisiones de bonos en la familia de la sostenibilidad, “porque si existe demanda, las compañías van a emitir más bonos”, sostiene Nicolás Mayorga, gerente de derivados de la BVC.
Carteras subyacentes en bonos verdes: especialmente los proyectos verdes por las altas especificaciones en materia tecnológica los convierten en iniciativas costosas por lo que para muchas empresas se vuelven inviables financieramente. En consecuencia, el gran reto es ver cómo los gobiernos apalancan la parte financiera de estos proyectos.
FUENTES
“Economía de colores”: Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia, Asobancaria (Asobancaria), 2021.
Nicolás Mayorga, gerente de derivados de la Bolsa de Valores de Colombia (BVC)
Claudia González, vicepresidente financiera de Bancóldex
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