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La intensidad del fenómeno del Niño y retrasos en proyectos clave ponen en alerta la disponibilidad de energía en Colombia. Esto impulsa a las empresas a acelerar su transición a energías limpias con beneficios económicos y tributarios.
La matriz energética de Colombia (mira la tabla a continuación) está compuesta por cinco fuentes, entre las que prevalece la energía hidráulica. La generación de energía depende de factores climáticos, de las inversiones que se realicen y de la diversificación de tecnologías que se incorporen en el sector. A propósito, las inversiones, garantizan que exista la infraestructura necesaria para brindar la oferta adecuada a los usuarios, así como la calidad y oportunidad del servicio.
Para Sandra Fonseca, directora ejecutiva de Asoenergía (Asociación Colombiana de Grandes Consumidores de Energía Industriales y Comerciales de Colombia), en ambos frentes, Colombia enfrenta desafíos que hacen pensar que para 2025 no habría la suficiente energía firme, es decir aquella que está garantizada en todo momento para satisfacer la demanda. Los desafíos son:
El fenómeno del Niño es un evento que cada año podría ser más agresivo debido al cambio climático que vive el planeta y al aumento de la temperatura. Si bien el IDEAM estima que este fenómeno retrocederá a partir de abril de este año, plantea retos a largo plazo porque se reduce el nivel agregado de los embalses, que hasta marzo se encontraban en 45 % por las bajas precipitaciones. Lo anterior prende una alerta porque casi el 70 % de la energía que se consume a nivel nacional, estimada en 223 gigavatios hora/día, es de origen hidráulico.
Existe un retraso sistemático en la expansión de los proyectos de generación de energía hidráulica y térmica. Esto se debe a que, si bien se han asignado proyectos a través de subastas del cargo por confiabilidad y de energías renovables no convencionales, su entrada en funcionamiento no se ha dado de acuerdo con lo planeado. Otros proyectos de gran envergadura que ya han entrado en operación, como Hidroituango, no son suficientes en contraste con la demanda esperada. Para superar el déficit que habría de energía firme (energía garantizada en todo momento), se requiere ejecutar los proyectos aprobados. Te recomendamos leer: ¿Cómo reciclar productos tecnológicos en tu empresa?
Además de los desafíos que supone un eventual desabastecimiento de energía, las empresas se enfrentan al alto costo del servicio. Esta tarifa está regulada por la CREG (Comisión de Regulación de Energía y Gas) y es una suma de los valores de compra, transmisión, distribución, comercialización y pérdidas o restricciones. También se actualiza según el IPP (Índice de Precios al Productor) por lo que cabe resaltar que, en los últimos cinco años, este indicador ha subido entre 28 % y 35 % con el consecuente incremento del costo para el consumidor final.
Lo anterior tiene un impacto directo en los costos empresariales; según Asoenergía, la energía representa entre el 20 % y el 50 % de dichos costos. Si la tarifa aumenta entre un 3 % o 5 %, por ejemplo, afecta especialmente los balances de las pymes. Paradójicamente, los proveedores no siempre prestan un servicio eficiente o de calidad, por lo que los usuarios en algunas ocasiones pagan una tarifa que no se ajusta a la calidad del servicio.
“Los generadores de energía continuarán enfrentando costos más elevados porque no existe una capacidad de generación adicional que haga más competitivos los precios en el mercado de energía mayorista. Si hubiera más inversiones, los usuarios enfrentarían menores costos y mayor efectividad en la oferta de energía. Hay que procurar que los usuarios reciban un servicio acorde con lo que están pagando, pero lo que vemos es un desacople entre la oferta y la demanda”
En ese contexto, la energía solar es una alternativa que gana terreno en la matriz energética del país. Hace cuatro años, de los 20.000 megavatios de capacidad instalada que existían, solo 20 megavatios correspondían a energía solar. Hoy Colombia cuenta con cerca de 2.000 megavatios instalados de energías renovables y en una reciente subasta se asignaron cerca de 4.400 megavatios de generación solar, aunque según Sandra Fonseca, hay que hacer salvedades:
Esos proyectos entrarían en operación en 2027, pero podrían tardar más por los trámites y permisos requeridos.
La energía firme que aporta la solar es importante, pero variable. Se estima que correspondería al 10 % de la capacidad instalada, es decir 440 megavatios.
Se requiere una expansión en la generación de energía de otros tipos que respalde a la solar cuando no se tiene acceso a la luz natural, por ejemplo, en las franjas de horas pico de la noche.
La tecnología para almacenar esta energía en grandes dimensiones aún está en desarrollo, por lo tanto, no es posible garantizar una gran capacidad a precios competitivos.
Quienes sí pueden sacar mayor ventaja de la energía solar son los empresarios porque pueden avanzar en materia de sostenibilidad ambiental y enfrentar en mejor posición una eventual afectación en el suministro de energía eléctrica. Además, los sistemas fotovoltáicos cuentan con ciertos beneficios:
Bancolombia brinda diferentes opciones de financiamiento sostenible a los empresarios que quieran desarrollar proyectos de energía renovable:
Leasing financiero para soluciones solares de autoconsumo: aplica para personas jurídicas, la tasa es de 100 puntos básicos menos que la de política monetaria, el plazo es de hasta 10 años, se otorga un periodo de gracia de hasta dos años y la amortización se hace a medida del flujo de caja. El cliente accede al descuento sobre la renta, la depreciación acelerada, la exclusión del IVA y la exención de arancel. Al final del plazo pactado, puede ejercer la opción de compra.
Arrendamiento de soluciones solares: Bancolombia entrega al cliente una solución solar instalada y lista para su uso y goce, por plazos de hasta 15 años. Bajo este modelo no se requiere una inversión de capital para acceder al activo y la periodicidad del pago es mensual.
Antes las alzas en el precio de la energía eléctrica en Colombia, a finales de 2022 se firmó el Pacto por la Justicia Tarifaria para ayudar a los altos costos.
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