El aumento del salario mínimo fue fijado por el presidente en 9,54 % para 2025. Conoce un análisis de por qué supone presiones adicionales para la inflación.
Por:
Santiago Espitia Pinzón
José Luis Mojica Agudelo
Lisa Daniela Salgado Ortegón
Dirección de Investigaciones Económicas, Sectoriales y de Mercado
Grupo Bancolombia
La discusión sobre el salario mínimo para 2025 en Colombia se realizó inicialmente entre empresarios, sindicatos de trabajadores y el gobierno. Sin embargo, como ha ocurrido en otras ocasiones en el pasado, no se llegó a un acuerdo. Como se dio a conocer a finales de diciembre, el resultado de lo anterior fue la definición por decreto del ajuste, tal que el incremento del salario mínimo para 2025 se estableció por decreto del Gobierno en 9,54 %.
¿Cómo se calcula este incremento? La discusión técnica se suele componer de dos factores clave: la inflación total anual esperada para fin de 2024 y la mejora que haya exhibido la productividad, medido por el DANE como la Productividad Total de Factores (PTF).
La inflación refleja el aumento general de los precios de bienes y servicios, lo que afecta el poder adquisitivo de los trabajadores. Si no se considerara este aumento, los trabajadores perderían capacidad de compra, con un efecto colateral negativo en calidad de vida.
La productividad mide la eficiencia en la producción de bienes y servicios. Un aumento en la productividad indica una mayor generación de valor, lo que justifica un incremento en los salarios.
Ante esto, un ajuste salarial que coincida con la agregación de estos dos elementos es aquel que compensa la capacidad de generación de valor agregado de los trabajadores, mientras se mantiene su poder adquisitivo de partida (se corrige por inflación). Por tanto, sería un ajuste que no generaría presiones inflacionarias y hace que sea la referencia de un incremento ‘teórico’ deseable.
Desde un punto de vista histórico, el incremento del salario mínimo ha sido generalmente superior a esa referencia teórica deseable. El promedio prepandémico de ajuste anual total del salario mínimo fue de solo 5,6 %, mientras que en los cuatro años más recientes el promedio registrado ha sido de 10,4 %. Esto se ha explicado por los elevados niveles de inflación recientes. Sin embargo, también se han tomado decisiones de ajuste por encima del teórico deseable más acentuadas.
Desde 2020, el incremento promedio ha sido 2,91 pp superior a la teoría, con el dato más alto registrado en la decisión tomada en la administración Duque en 2023 (para el salario mínimo vigente en 2024), con un aumento de 4,66 pp por encima del referente teórico.
Para 2024, con un cierre de inflación de 5,2 % y la estimación del DANE de la PTF fue de 1,73% (año corrido hasta el 3T24), la teoría sugería un incremento de 7,03 % para el salario mínimo de 2025. Con el aumento estipulado de 9,54 %, que supera nuestras expectativas, es previsible que se generen presiones adicionales sobre la inflación. Además, las reducciones a la jornada laboral van a exacerbar estas presiones por el aumento en los costos laborales para las empresas.
Vale la pena considerar que un estudio publicado por el Banco de la República encontró que un incremento de 100 pb del salario mínimo nominal puede generar un alza la inflación total entre 9,5 pb y 14,4 pb.
En la medida en que la brecha entre el ajuste definido para 2025 y el deseable teórico es de 251 pb, la presión inflacionaria potencial sería del rango entre 23,8 y 36,1 pb, una cifra que luce desafiante a la luz del fuerte choque inflacionario que hemos vivido recientemente. Así pues, esta decisión sugiere unas mayores presiones alcistas sobre la perspectiva de la inflación, lo que podría moderar el ritmo de convergencia hacia el rango de tolerancia del Banco de la República en 2025.

