Diversos actores promueven la arquitectura sostenible en Colombia como una alternativa para contribuir a mitigar el cambio climático y brindar mayor bienestar a las personas.
Construcción: sostenibilidad en 360 grados
Antiguamente, se creía que la construcción sostenible se reducía a diseños innovadores elaborados con materiales reciclados, pero poco a poco el sector migró hacia una visión más completa de este concepto. Los proyectos se empezaron a desarrollar bajo un enfoque holístico, como la define el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Según esta institución, las edificaciones de este estilo deben mantener un balance entre el ambiente, el espacio construido y la dignidad humana.
“La construcción sostenible se refiere a proyectos que integran aspectos como la mitigación del cambio climático, el ahorro de agua y la energía, un buen uso de materiales, la economía circular, la biodiversidad, la generación de bienestar para las personas y la equidad social”.
Angélica Ospina, directora ejecutiva del Consejo Colombiano de Construcción Sostenible (CCCS).El sector de la construcción es neurálgico para la economía colombiana porque representa casi el 5 % del PIB (Producto Interno Bruto), genera 1.432.000 empleos según el DANE, y pertenece a un gran encadenamiento productivo del que hacen parte arquitectos, ingenieros, diseñadores y proveedores de materias primas como el acero.
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Los pilares de la arquitectura sostenible
En línea con esa visión, el CCCS promueve en Colombia una arquitectura sostenible basada en cinco pilares fundamentales.
Cambio climático: se busca reducir las emisiones de CO₂ con la producción de materiales y operación de los edificios para mitigar fenómenos ambientales nocivos.
Salud y bienestar: se tiene en cuenta al usuario final con proyectos que generen bienestar a través de calidad del aire, zonas de recreación e interacción con la naturaleza.
Recursos y circularidad: se promueve el uso eficiente del agua y la energía, la durabilidad de los materiales, y procesos de reciclaje y reutilización durante la construcción.
Equidad social: los proyectos deben generar valor social en las comunidades. Se desarrollan Viviendas de Interés Social (VIS) con las mismas características sostenibles que las edificaciones no VIS.
Biodiversidad: se implementan estrategias para proteger, mejorar y recuperar ecosistemas, como la regeneración de flora y la habilitación de espacios naturales para la fauna local.
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El diseño contribuye a la arquitectura sostenible
Una de las dimensiones en las que se evidencia el compromiso del país con la construcción sostenible es el diseño, capaz de combatir el cambio climático mientras conforta a las personas. Angélica Ospina explica que, a nivel nacional, se observa un creciente interés por los diseños bioclimáticos.
Es decir, los que comprenden las condiciones del contexto o del entorno y no solo se ajustan a ellas, sino que las aprovechan para lograr eficiencias en el uso de recursos o evitar procesos que resultan contaminantes y perjudiciales para el medioambiente.
Un ejemplo es el Edificio Jorge Hoyos, de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá: tiene espacios abiertos que invitan a las personas a transitar y posee un sistema que aprovecha los vientos provenientes de los cerros orientales, de manera que no requiere sistemas de ventilación artificiales.
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Crece el interés por los materiales innovadores
Otro factor imprescindible cuando se habla de arquitectura sostenible es la creación y el uso de materiales reciclados o que resultan de procesos de economía circular. La directora ejecutiva del CCCS comenta que desde la política pública se priorizan estos proyectos enfocados en los insumos de construcción y eso contribuye a que se generen negocios exitosos alrededor de los residuos.
Pero no solo el Gobierno y la empresa privada se toman en serio este compromiso con la construcción y el medioambiente. También lo hace la academia. Un ejemplo es el caso del Grupo de Investigación en Ingeniería de Diseño de la Universidad EAFIT de Medellín, que creó un ladrillo solar. Es decir, un material con un sistema fotovoltaico incorporado.
Este ladrillo cumple con las normas de sismo resistencia y puede usarse en las fachadas de los edificios para generar energía limpia. De esta forma no solo se aprovechan esas paredes de manera innovadora, sino que los habitantes de estas edificaciones obtienen ahorros derivados del uso de la energía solar en lugar de la eléctrica.
Colombia es un país amigable con la arquitectura sostenible
Aparte de la creatividad de los actores de la cadena de la construcción, existen otros factores que impulsan el enfoque sostenible en Colombia. Estas son algunas de las iniciativas:
El país cuenta con una hoja de ruta para la construcción de edificaciones cero carbono. Es importante que exista este liderazgo gubernamental para que los empresarios del sector comprendan qué pasos dar para lograr esta meta ambiental.
El sector financiero ofrece diversas líneas de crédito, como la Línea Sostenible Bancolombia, que facilita financiar proyectos que ayudan a mejorar la eficiencia energética en las compañías.
Los compradores de inmuebles cada vez son más conscientes del impacto ambiental y social de una construcción, valoran invertir en proyectos sostenibles y esto impulsa al sector a reforzar su compromiso con el tema.
En Colombia y en el exterior se emiten certificaciones para proyectos arquitectónicos sostenibles que le dan el aval frente a su cadena de valor y compradores.
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“El reto ahora —concluye Ospina— es que este mensaje sobre la importancia de la arquitectura sostenible llegue a los constructores de todos los tamaños, en todas las regiones de Colombia, e integrar más al usuario final en el desarrollo de estos espacios porque, en la medida en que entienda qué es la sostenibilidad, tendrá una preferencia de compra y ahí se generará el cambio que se requiere”.