Es una invitación a que replanteemos los modelos tradicionales, pensemos desde la innovación y los retos que nos pone el planeta, para implementar mejores prácticas que nos permitan visionar nuestro futuro de una forma resiliente.
El cambio climático tiene muchos retos para la infraestructura de un país. Conoce aquí cuáles son los retos, cómo la afecta y cómo abordar esto eficazmente.
Cada vez más el cambio climático trae consigo efectos negativos en el mundo. Y aunque lo más común cuando hablamos de este tema es pensar en la problemática medioambiental, hay otros frentes, como el de la infraestructura, que también sufren un alto impacto.
Cabe recordar que, cuando hablamos de infraestructura, nos referimos a todos los modelos constructivos de conexión entre diferentes poblaciones o territorios, que nos permiten entregar servicios masivos como carreteras, puentes, edificios, sistemas de energía, suministro de agua y sistemas de alcantarillado, entre otros.
Por eso, garantizar que la infraestructura soporte los retos a los que nos enfrenta el cambio climático es una preocupación importante en la actualidad, debido a los impactos cada vez más evidentes y críticos en todo el mundo.
A continuación, describimos algunas de las problemáticas que debe enfrentar este sector en Colombia y en el mundo:
El cambio climático está aumentando la frecuencia y su intensidad de eventos extremos, como huracanes, tormentas, inundaciones y sequías, afectando directamente las infraestructuras, interrumpiendo los servicios e incidiendo en la vida cotidiana de las personas. (BID, 2020).
Las particularidades de estos fenómenos son el inicio de incidentes relacionados con el aumento del nivel del mar, debido al deshielo de los glaciares y la expansión térmica del agua oceánica amenazando las zonas costeras y a las infraestructuras ubicadas en ellas. Esto causa inundaciones, erosión costera y daños a construcciones vitales como puertos, aeropuertos y carreteras. Así mismo, se presenta aumento de las temperaturas provocando daños en las infraestructuras, especialmente en aquellas que no fueron diseñadas con estos parámetros de temperaturas extremas.
Las olas de calor pueden afectar la estabilidad de carreteras, puentes, líneas de transmisión eléctrica y vías férreas; se incrementa en la demanda de agua y se ha evidenciado que el cambio climático puede afectar la disponibilidad de agua, lo que a su vez puede impactar la operación de infraestructuras de suministro de agua y saneamiento, y la generación de energía hidroeléctrica.
La agricultura y la cadena de suministros de alimentos no es ajena a esta problemática. La escases de recursos, que a su vez puede tener un impacto directo en el modelo logístico y de transporte implementado para el almacenamiento y distribución de alimentos, que garantizan el abastecimiento de las poblaciones, se puede poner en jaque.
Por otro lado, se presentan amenazas a la infraestructura de plantas de energía, sistemas de comunicación y hospitales, que pueden ser vulnerables a los impactos del cambio climático, generando graves consecuencias para la seguridad y la economía de un país. Los eventos climáticos extremos pueden afectar la salud pública, al interrumpir los servicios de atención médica y agua potable, así como aumentar la propagación de enfermedades transmitidas por vectores.
Para abordar estos problemas y mitigarlos (Núñez et al., 2019), es esencial hacer una planificación adecuada, diseñar infraestructuras resilientes al clima, promover prácticas de construcción sostenible y desarrollar estrategias de adaptación al cambio climático a nivel local, regional y nacional.
También es importante promover la conciencia pública sobre estos problemas y fomentar la acción a nivel global para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y mitigar el cambio climático. Una buena práctica es que se piense en los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) como mecanismo para afrontar estos retos.
Fenómenos como terremotos o huracanes pueden generar grandes afectaciones en viviendas.
Por lo anterior, la adaptación de la infraestructura al cambio climático para que sea resistente ante los eventos es un desafío complejo (ANI, 2022) que va a requerir inversión, colaboración entre gobiernos, instituciones, la industria y la sociedad en conjunto, además de una planificación a largo plazo con el objetivo de reducir la vulnerabilidad de la infraestructura y proteger la seguridad y el bienestar de las comunidades en un mundo en constante cambio climático. (Banco Mundial, s.f)
Las carreteras son algunas de las obras de infraestructura, afectadas por el cambio climático.
Pero ¿cuáles son las estrategias clave para abordar este desafío y fomentar la creación de una infraestructura que mitigue y que se adapte eficazmente al cambio climático? Aquí van ocho estrategias.
Evaluación de riesgos y adaptación: la resistencia de la infraestructura debe comenzar con una evaluación exhaustiva de los riesgos climáticos específicos que enfrenta una región (Zamora, 2015), lo que implica analizar datos climáticos históricos, realizar proyecciones futuras e identificar las vulnerabilidades de la infraestructura existente. Estos estudios, pueden identificar áreas más propensas a inundaciones, zonas costeras vulnerables al aumento del nivel del mar, regiones proclives a sequías, entre otros peligros naturales por consecuencia del cambio climático.
Diseño resistente al clima: es vital construir infraestructuras resistentes al cambio climático. Por ejemplo: elevar estructuras por encima de los niveles de inundación esperados, utilizar materiales duraderos y resistentes a la corrosión, asegurarse de que los edificios sean capaces de soportar temperaturas extremas, vientos fuertes y otros eventos climáticos extremos.
Infraestructura de transporte y vías: en el caso de carreteras y puentes, es fundamental diseñar sistemas de drenaje efectivos para prevenir inundaciones y erosión. Además, es necesario planificar vías de evacuación seguras en áreas propensas a desastres naturales como huracanes. También se pueden considerar soluciones como carreteras elevadas y puentes resistentes al viento.
Gestión del agua: en las áreas urbanas y rurales, la gestión del agua es crucial. Esto implica mejorar los sistemas de alcantarillado para manejar las inundaciones repentinas y promover la recolección y el almacenamiento de agua de lluvia para hacer frente a las sequías.
Energía sostenible y red eléctrica resistente: para garantizar un suministro de energía confiable, se debe invertir en infraestructura de energía sostenible, como parques eólicos y solares. Además, las redes eléctricas deben ser resistentes a eventos climáticos extremos, como tormentas y sequías, para evitar cortes de energía prolongados.
Edificios y desarrollo urbano: los edificios deben diseñarse considerando la eficiencia energética y la resistencia al clima (Bertoux & Romero, 2015). Esto puede incluir la instalación de aislamiento adecuado, sistemas de calefacción y refrigeración eficientes, y techos reflectantes para reducir la absorción de calor. En las áreas urbanas, es importante promover el desarrollo sostenible y la planificación que minimice el impacto de las olas de calor y las inundaciones urbanas.
Participación comunitaria y gobernanza: la participación de la comunidad en la planificación y la toma de decisiones es esencial. Las políticas de planificación y construcción deben ser transparentes y considerar las necesidades y preocupaciones de las comunidades locales. La colaboración entre el gobierno, la industria y las organizaciones no gubernamentales es fundamental para implementar soluciones efectivas.
Innovación tecnológica: fomentar la investigación y el desarrollo de tecnologías innovadoras que mejoren la resistencia climática de la infraestructura (Lardé, 2021). Esto puede incluir sistemas avanzados de monitoreo de inundaciones, materiales de construcción más resistentes al clima y técnicas de diseño más eficientes desde el punto de vista energético.
Es una invitación a que replanteemos los modelos tradicionales, pensemos desde la innovación y los retos que nos pone el planeta, para implementar mejores prácticas que nos permitan visionar nuestro futuro de una forma resiliente.
Fuentes
Agencia Nacional de Infraestructura (ANI). (2022, noviembre 24.).Caja de Herramientas para Resiliencia Climática: Una Apuesta por Proyectos de Infraestructura Más Sostenibles. ANI.
Banco Interamericano de Desarrollo. (BID). (2020, octubre 30). La infraestructura resiliente es crucial al planificar para un futuro incierto. Blog de Sostenibilidad del BID.
Banco Mundial. (s.f.). Enhancing the Climate Resilience of Africa's Infrastructure: The Roads and Bridges Sector (Informe de trabajo 110137-WP-PUBLIC-ECRAI-Transport-CLEAN-WEB). Recuperado de:
Bertoux, L., & Romero, D. G. (2015). Vulnerabilidad y resiliencia urbana frente al cambio climático: el caso de la zona metropolitana de Guadalajara, México. Urbano, 24-31.
Lardé, J. (2021). Invertir en infraestructura sostenible, resiliente e inclusiva para la recuperación económica.
Núñez, J., Ruiz, M. del P., Benavides, J., & Martínez, N. (2019). Proyectos de infraestructura resiliente al cambio climático (resumen ejecutivo). Caracas: CAF. Retrieved from https://scioteca.caf.com/handle/123456789/1475
Zamora Martínez, M. C. (2015). Cambio climático. Revista mexicana de ciencias forestales, 6 (31), 04-07.
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