A veces brindamos apoyo sin saber si eso es lo que realmente el otro busca. Sigue leyendo y aprende a distinguir el altruismo genuino de la necesidad de ser un héroe o salvador. Descubre cómo ayudar de verdad respetando la autonomía de los demás.
¿Alguna vez te has preguntado si tu ayuda realmente impacta o si, sin querer, buscas convertirte en el "héroe" de los demás? En el reciente episodio de A dos grados de Bancolombia, nos adentramos en esta fascinante y compleja dinámica humana para reflexionar sobre el impacto que tienen nuestras intenciones.
El altruismo se define como la acción de ayudar a otros sin esperar nada a cambio, motivado por el bienestar genuino del otro. Por el contrario, el complejo del salvador, aunque no es un diagnóstico clínico, surge cuando "asumimos una responsabilidad que ya no nos corresponde en solucionarles sus problemas al punto, incluso, de que nos empezamos a dar la espalda a nosotros mismos".
Esto nos recuerda que hay una gran diferencia entre lo que creemos que alguien necesita y lo que realmente podríamos hacer para mejorar su realidad. Es en esos milímetros de distancia donde podemos descubrir si se trata de un acto solidario o que cae en el complejo del salvador.
Muchas veces, quienes asumieron el rol de "salvador" o “héroe” lo hicieron desde niños, quizás porque debían cuidar a un padre enfermo o tomaron el rol de hermano mayor que cuidaba a todos. Además, en nuestro país existe una disposición cultural a ayudar a los demás, pero en ocasiones esto pasa sin preguntarle a la persona qué necesita o, incluso, cuando ni siquiera lo pidió.
Detrás de este impulso de querer "salvar a todo el mundo" puede haber una necesidad inconsciente de controlar la imagen que los demás tienen de nosotros, o la creencia de que nuestro valor como persona está dado solamente por cuanto ayudo y los otros notan esa ayuda.
La clave está en pensar que cualquier ayuda que brindemos debe ser horizontal y de respeto, no desde una actitud paternalista. El primer paso (y el más fácil) es que te preguntes a ti mismo cómo te sientes al dar ese apoyo, que reconozcas si estás esperando algún reconocimiento y analices si lo que ofreces genera dependencia o facilita la autonomía del otro.
Además, es fundamental aprender a poner límites. Una técnica útil es la del sándwich:
Primero, reconocemos y agradecemos la intención positiva.
Segundo, expresamos claramente nuestro límite o necesidad
Tercero, cerramos con una frase amable o propositiva.
¡Dale play ahora! Si sientes el impulso de ponerte la capa de salvador, o si simplemente quieres aprender a ayudar de una forma más consciente y respetuosa, este pódcast es para ti. Escúchalo en Spotify, Apple pódcast o cualquier plataforma de audio y déjanos tus comentarios.