Con las nuevas medidas de etiquetado de alimentos en Colombia, vigentes desde el 14 de junio de 2023, los empresarios deben adaptarse a la normativa y aprovechar las oportunidades que atraen a consumidores que prefieren productos saludables. Conoce más.
La nueva norma sobre etiquetado frontal de alimentos en Colombia
A nivel mundial, se considera que las personas tienen derecho a conocer de forma sencilla cuál es el contenido de los productos que consumen, especialmente si estos contienen excesos de sal, azúcar o grasas, pues solo así pueden tomar decisiones de compra informadas. En ese sentido, en Colombia se han publicado varias resoluciones.
Una de ellas, la Resolución 2492 del 13 de diciembre de 2022, la cual establece que a partir del 14 de junio de 2023 los fabricantes de alimentos envasados para consumo humano deben ajustar los sellos que advierten sobre el exceso de sodio, azúcares, grasas saturadas, grasas trans o edulcorantes en su contenido. La Resolución 0254 del 21 de febrero de 2023 determina cuáles son las características de los sellos:
Los límites de sodio, azúcares, grasas saturadas, grasas trans o edulcorantes que deben contener los productos sólidos y líquidos.
Las características en términos de dimensión y ubicación del sello frontal de advertencia, que debe ser octagonal (pues llama más la atención que los círculos).
Las indicaciones que se deben seguir cuando un producto tenga más de un sello frontal de advertencia.
La resolución, igualmente, explica que los empresarios tienen plazo hasta el 14 de junio de 2024 para adaptar sus etiquetas a la normativa. Si cumplido este tiempo no lo han hecho, sus productos deben ser retirados del mercado. Para el caso de envases, el periodo establecido es de cinco años. ¿Cómo enfrentar este reto estratégico, económico y comercial?
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¿Crear nuevos productos es el camino a seguir?
Juan Germán Osorio, socio de Deloitte Legal, comenta que actualmente los fabricantes se enfrentan al desafío de tener un stock de productos alimenticios ya empacados que deben volver a etiquetar y sacar al mercado, lo que supone un costo considerable. Los importadores se pueden ver expuestos a restringir sus compras mientras reducen su inventario y alistan los nuevos empaques. Pero esa realidad tiene más ángulos:
“Esta es una oportunidad para que los productores innoven, teniendo en cuenta que después de la transición es posible que se dé un cambio de conciencia entre los consumidores sobre la calidad del contenido de los alimentos que compran. Entonces, hay espacio para ofrecer opciones que sean más saludables, aunque los resultados a largo plazo de la norma están por verse”.
Juan Germán Osorio, socio de Deloitte LegalLa innovación, sin embargo, debe abordarse con detenimiento. Según John Studerus, gerente de analítica avanzada de Kantar división Worldpanel, la experiencia en otros países conduce a pensar que los sellos de etiquetado frontal no generan el mismo impacto para todas las categorías de alimentos en términos de consumo.
Por ejemplo, cuando se implementaron los sellos en México, disminuyó el consumo de gaseosas, pero como el comprador ya sabía y asumía que estas bebidas tienen azúcar, luego retomó su compra. En cambio, la adquisición de té industrializado sí se redujo porque el consumidor lo percibía como una bebida saludable, sin embargo, las advertencias frontales hicieron evidente que no lo era.
Por eso, al tomar la decisión sobre si reformular o no un producto, Studeros sugiere tener en cuenta que:
Al reformular un producto se le cambian propiedades como el sabor y esto incide en que ese nuevo artículo no se venda al mismo nivel que el anterior.
Reformular requiere realizar estudios para conocer el mercado y el costo asociado a las horas de trabajo del equipo.
No reformular, por otro lado, podría ser decisivo para que la empresa pierda participación en el mercado.
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¿El etiquetado frontal, realmente, incide en la decisión de compra?
Con respecto al etiquetado frontal de alimentos, los expertos señalan que es clave considerar los cambios en los hábitos de consumo, pues se observa que los hogares colombianos hoy están más preocupados por su salud: para el 74 % ese tema es muy importante, para el 54 % es relevante que los integrantes tengan una dieta saludable y para el 46 % es costumbre buscar productos nutritivos, de acuerdo con cifras de Kantar.
“En 2022 preguntamos a los hogares colombianos con qué frecuencia leían los empaques y etiquetas. Un 56 % dijo que siempre o frecuentemente, en comparación con el 29 % registrado en 2019. Pero esto no es igual para todas las categorías. De hecho, corren menos riesgo de ser dejados los productos que están en la dieta diaria, aunque tengan alguna advertencia”.
John Studerus, gerente de analítica avanzada de Kantar división WorldpanelEl socio de Deloitte Legal, por su parte, aclara que “no hay mayor expresión de la libertad humana que lo que cada quien lleva a su boca. Por eso, la idea del etiquetado frontal con respecto al consumidor es que haya una competencia a partir de información clara y sencilla, de manera que los consumidores puedan escoger qué quieren comer o no”.
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Estrategias comerciales: algunas ideas
Pero, ¿cómo aprovechar la oportunidad que brinda el etiquetado frontal de alimentos en términos comerciales? Para el experto de Kantar, es clave comprender el contexto de la categoría de producto que se maneja: las personas con un nivel socioeconómico más alto tienden a elegir otras opciones si ven una advertencia en el empaque, mientras que quienes cuentan con niveles socioeconómicos más bajos suelen ser “fieles” a sus productos favoritos.
Para salir del stock, se puede acudir a estrategias promocionales hacia los distribuidores y consumidor final, pero hay que ser cuidadosos con la reducción de los precios, pues se da la sensación de que están bajando orgánicamente, cuando no es así. Esto jugaría en contra de la empresa al momento en el que vuelva a ofrecer sus productos al costo real.
De cara al futuro, Juan Germán Osorio, socio de Deloitte Legal, dice que los empresarios tienen la posibilidad de:
Potenciar el posicionamiento de la compañía al ajustar sus recetas y también sus procesos de producción para ofrecer opciones más nutritivas y enmarcadas en la ley.
Aprovechar el aliciente para innovar y generar alianzas con empresas líderes del mercado que le apuesten al segmento fitness o de comida saludable.
Fortalecer su cadena de valor al apoyar a comunidades campesinas o pequeños productores alineados con la idea de producir alimentos menos procesados.