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El océano e Internet comparten conexiones. Desde su impacto cultural hasta su rol como redes de comunicación, ambos mundos se entrelazan. Esta relación nos invita a adoptar estrategias conscientes al usar internet para construir un futuro más sostenible.
El mar, ese vasto e inexplorado ecosistema que cubre el 70% de la superficie de nuestro planeta, va mucho más allá de ser simplemente agua. Es el sustento mismo de la vida en la Tierra, proporcionando no solo un hogar para una increíble diversidad de especies, sino que ofrece recursos esenciales para la supervivencia humana.
La idea de que el mar e internet podrían tener algo en común parece descabellada al principio. Al considerar la teoría de los seis grados de separación, que postula que todos estamos interconectados a través de relaciones que involucran a seis personas o eventos (aunque nosotros creemos que solo se necesitan dos), nuestra percepción cambia.
Las preguntas que nos formulamos ahora son: ¿cómo están relacionados el vasto océano y la red global de información? ¿Puede un simple "like" tener un impacto en los recursos naturales?
Al explorar estas dos conexiones, descubrimos que están más entrelazadas de lo que imaginamos. La analogía entre los dos conceptos comienza a cobrar sentido cuando entendemos que ambos son espacios donde la vida se reproduce.
María José Ospina, creadora de "Agenda del Mar" comparte su profundo amor por el mar, describiéndolo como el sostén de la vida en el planeta en el episodio 07 de A Dos Grados.
El mar, ese vasto e inexplorado ecosistema que cubre el 70% de la superficie de nuestro planeta, va mucho más allá de ser simplemente agua. Es el sustento mismo de la vida en la Tierra, proporcionando no solo un hogar para una increíble diversidad de especies, sino que ofrece recursos esenciales para la supervivencia humana.
De acuerdo con la experta, el océano no solo nos conecta físicamente a través de los viajes marítimos de un continente a otro, sino que influye en el clima, proporciona la mitad del oxígeno que respiramos y actúa como una gigantesca carretera donde se transporta el 90% de las mercancías a nivel global.
Al comprender la importancia del mar, no solo como un hermoso paisaje sino como un actor vital en la salud de nuestro planeta, surge la necesidad de preservar y respetar este recurso invaluable.
Para responder adecuadamente a esta pregunta, Félix Real, el reconocido presentador del podcast "El Siglo 21 Es Hoy," en el episodio 07 nos comenta 5 conexiones entre ambos mundos:
Internet no es simplemente una red de datos, sino un mundo cultural en el que construimos, almacenamos y compartimos información.
La velocidad y accesibilidad de Internet se deben, en parte, a los cables que se extienden por el fondo del océano. Los cables submarinos son las "corrientes" que permiten que esta información viaje a través de los océanos. Por ejemplo, antiguamente, las canciones se difundían más rápido a través de los puertos marítimos que por tierra, gracias a los navegantes y los discos de vinilo. Hoy en día, Internet es ese mar abierto que permite la rápida distribución de contenido digital.
Félix Real amplía la perspectiva al comparar el mar y la Internet como entornos culturales. Desde tiempos inmemoriales, el océano ha sido el vínculo que une a las civilizaciones y ahora Internet cumple un papel similar en la era digital. Desde 1983, Internet se convirtió en una nueva forma de hacer llegar productos culturales (música, video, etc.) de un lado a otro, como lo hizo el mar por mucho tiempo. La creación de redes cibernéticas refleja nuestra capacidad para compartir datos a nivel global. La cultura, al igual que la información, fluye a través del mar y la red digital.
Consideremos el océano como una gigantesca carretera que ha sido testigo de eventos cruciales a lo largo de la historia. Desde el principio de los tiempos, las batallas y avances tecnológicos han sido influenciados por el mar. De hecho, el conocimiento y la tecnología náutica ayudaron a construir la tecnología para la nave que envió a Neil Amstrong al espacio. Internet se convierte en una "carretera" que conecta personas y culturas en tiempo real.
En la actualidad, asistimos a una especie de guerra fría entre potencias mundiales por el control de la tecnología 5G, la última evolución en conectividad inalámbrica. Si lo analizamos bien, esta lucha coincide con la época de los piratas, donde el control de rutas marítimas estratégicas era fundamental. Ahora, la nueva disputa se centra en el control de datos, un reflejo de cómo Internet ha evolucionado para ser un campo de batalla crucial.
A pesar de la fascinación que generan tanto el mar como Internet, ambos términos tienen también su lado oscuro. La exploración de los océanos ha sido limitada e internet, a pesar de ser una herramienta asombrosa, puede albergar actividades ilegítimas y desconocidas. La analogía entre el mar profundo y la "deep web" destaca la vastedad y el misterio que ambos poseen.
La velocidad y accesibilidad de internet se deben, en parte, a los cables que se extienden por el fondo del océano. Los cables submarinos son las "corrientes" que permiten que esta información viaje a través de los océanos.
Llegamos al núcleo del dilema, el impacto ambiental de Internet. El hecho es que cada video subido y cada correo electrónico enviado contribuyen con alrededor del 3 % de la energía consumida a nivel mundial por los servidores de internet, de acuerdo con datos de Thunder Said Energy.
La necesidad futura de energía para internet podría duplicarse alrededor de 2030 y representar aproximadamente el 5 % del consumo global de electricidad para el año 2050. Los servidores de empresas como Google demandan enormes cantidades de energía y, generan una considerable huella de carbono.
Este impacto afecta directamente al medio ambiente y a los océanos. Félix Real comentaba en nuestro podcast A Dos Grados que la solución no es renunciar a internet, sino adoptar prácticas conscientes de consumo.
Para reducir nuestra huella de carbono, podemos adoptar prácticas conscientes y sencillas que todos podemos incorporar en nuestra vida diaria y así disminuir nuestro impacto ambiental, por ejemplo:
Establecer límites de tiempo en el uso de dispositivos, especialmente en aplicaciones y plataformas que consumen grandes cantidades de energía. Esto no solo reduce el impacto en la huella de carbono y el cambio climático, sino que promueve un uso más consciente y equilibrado del tiempo en línea.
Muchos proveedores de servicios en la nube y plataformas de internet están adoptando prácticas sostenibles, por ejemplo, plantar una cantidad determinada de árboles por cada CO2 producido. Optar por servicios que utilicen servidores eficientes desde el punto de vista energético y que usen fuentes de energía renovable marca la diferencia.
La acumulación de datos digitales contribuye significativamente al impacto ambiental. Eliminar archivos innecesarios como imágenes o correos electrónicos y practicar una gestión eficiente de datos en la nube ayuda a reducir el consumo de energía asociado con el almacenamiento masivo. Descarga solo lo que necesitas y considera la opción de streaming en lugar de descargar contenido de video o audio que ocupará espacio innecesario en tus dispositivos.
La exploración de los océanos ha sido limitada e internet, a pesar de ser una herramienta asombrosa, puede albergar actividades ilegítimas y desconocidas.
Al adoptar prácticas como alargar la vida útil de los dispositivos electrónicos y optar por opciones de segunda mano, contribuimos a disminuir la demanda de nuevos productos, reduciendo así la producción y la consecuente emisión de carbono. Gestionar adecuadamente el desperdicio de equipos electrónicos, a través del reciclaje y la reutilización, también contribuye a minimizar el impacto ambiental.
La relación entre el mar e internet nos invita a reflexionar sobre nuestras acciones y a considerar cómo cada decisión, por pequeña que parezca, contribuye a la salud de nuestro planeta, los recursos naturales y sus océanos. Juntos, podemos construir un futuro sostenible y garantizar que internet siga siendo una herramienta que conecta y no destruye.
El océano no solo nos conecta físicamente a través de los viajes marítimos, sino que también desempeña un papel fundamental en diversos aspectos de la vida en la Tierra como el clima o la producción de oxígeno.
Así como el mar ha sido un medio de exploración y comercio desde tiempos antiguos, internet se ha convertido en el océano digital donde las personas exploran nuevas ideas, conectan con otros y participan en intercambios comerciales y culturales a nivel global.
Unidos podemos edificar un porvenir sostenible y asegurar que internet continúe siendo una herramienta que conecta sin destruir.
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