“Innovar para la sostenibilidad conecta propósito con rentabilidad. No es dar un paso noble: es asegurar la viabilidad y relevancia del negocio hoy y mañana”.
Innovar para la sostenibilidad no es un lujo, es la clave de la competitividad. Inspírate con tres casos globales de empresas que crecen con propósito. Conoce más aquí.
“Innovar para la sostenibilidad conecta propósito con rentabilidad. No es dar un paso noble: es asegurar la viabilidad y relevancia del negocio hoy y mañana”.
Uno de los grandes dilemas que enfrentan las empresas es cómo adaptarse a las nuevas exigencias regulatorias y de mercado sobre sostenibilidad, a la vez que puedan incorporar criterios ambientales, sociales y de gobernanza a sus estrategias de negocio, haciéndolos parte fundamental de su competitividad.
Cada vez los consumidores exigen una mayor transparencia, los reguladores imponen metas más ambiciosas y el clima presiona las cadenas de valor. Desde la eficiencia energética hasta el cierre del ciclo de productos, la sostenibilidad ya no es una opción: es ventaja competitiva. Pero para que funcione, debe combinarse con la innovación.
Esto se debe a que la sostenibilidad provee un elemento esencial para las empresas que es la perdurabilidad, pues aquellas compañías que tengan mejores prácticas sostenibles no solo podrán generar eficiencias, mejorar su reputación y tener nuevas fuentes de ingresos, sino también ser vistas por los inversionistas como aquellas mejor preparadas ante eventuales riesgos.
Por su parte, la innovación, es la práctica perfecta que puede permitir la transformación o creación de modelos de negocio disruptivos que ayuden a cumplir los estándares ambientales, sociales y de gobernanza, a la vez que impulsa la rentabilidad, el crecimiento y la resiliencia futura.
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La compañía global Estadounidense Interface, que ofrece soluciones de revestimientos, alfombras modulares, pisos de vinilo de lujo, pisos de caucho y alfombras decorativas, es reconocida por su enfoque en la sostenibilidad y la innovación. Su misión, "Climate Take Back", busca revertir el calentamiento global y lograr cero emisiones de carbono para 2040, implementando estrategias como el rediseño de productos, el uso de materiales reciclados y la compensación de carbono.
Esta decisión en el cambio de su modelo de negocio le ha significado a Interface, ahorros acumulados por más de USD500 millones y una reducción de 96 % en emisiones por unidad producida.
Intesa San Paolo, el mayor banco de Italia por activos totales y uno de los 30 más grandes del mundo, tiene como apuesta estratégica promover y apoyar la economía circular, un modelo que se ha convertido en la mejor opción para dar cumplimiento a sus compromisos ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) y como una forma de evaluar el riesgo y el potencial de crecimiento de las empresas.
La innovación en productos financieros, políticas de crédito y estrategias de préstamo, son solo algunas de las iniciativas de esta entidad financiera para ser hoy un referente mundial en sostenibilidad.
Lo más interesante es la creación de su Centro de Innovación para la economía circular, una compañía diferente adherida al Grupo Intesa San Paolo, con autonomía y recursos propios, que busca acelerar la creación o fortalecimiento de nuevos modelos de negocio de triple impacto, a través de la innovación abierta, metodologías de innovación y el apoyo a startups y emprendimientos sostenibles.
Otro gran ejemplo es Patagonia, compañía que ofrece ropa para el aire libre. No solo ha introducido innovaciones técnicas y materiales sostenibles, sino que ha transformado por completo el modelo de negocio tradicional de la moda. Ha demostrado que es posible ser rentable sin sacrificar valores éticos ni el compromiso ambiental.
Hace más de una década, Patagonia invierte en I+D para sustituir materias primas contaminantes por materiales sostenibles. Por ejemplo, utiliza algodón orgánico en lugar de algodón convencional. Desde 1996, ha desarrollado líneas completas con plásticos reciclados (como botellas PET) y fue una de las primeras marcas en usar nailon regenerado; además, fue pionera en reciclar, reusar y revender a través de su programa “Worn Wear”, que incentiva a sus clientes a reparar su ropa en lugar de reemplazarla, a vender ropa usada y recoger prendas viejas para reciclarlas o reutilizarlas.
Estas compañías, son solo algunas de muchas, que han entendido que la innovación no solo ha sido un motor de crecimiento y ventaja competitiva, pues han demostrado que ese impulso innovador debe dirigirse también a resolver desafíos ambientales, sociales y económicos.
Si hablamos de perdurabilidad, en un modelo económico que desde la revolución industrial ha sido extractivista de los recursos finitos del planeta, no cabe duda de que esta debe ser una preocupación que va más allá de la agenda de los activistas ambientales, pues la perdurabilidad de las empresas precisamente recae en no agotar los recursos o “límites planetarios”, como lo manifiesta la economista Kate Raworth a través de su Teoría de la Donut.
La única forma que tenemos de enfrentar este reto es apelar a nuestra capacidad creativa, recursiva e innovadora que, con el paso de los años, ha sido nuestra mejor herramienta para resolver los grandes desafíos de la humanidad y adaptarnos a los cambios presentes y futuros.
De esta manera, la sostenibilidad empresarial no debe ser vista como una carga, sino más bien como una oportunidad. Cada caso expuesto demuestra que innovar para la sostenibilidad conecta propósito con rentabilidad. No es dar un paso noble: es asegurar la viabilidad y relevancia del negocio hoy y mañana.
En un entorno donde las regulaciones aumentan, los consumidores son más exigentes y el clima cambia sin pedir permiso, las empresas tienen dos caminos: quedarse atrás o ser parte de quienes aprovechan esta transformación global. La apuesta por la sostenibilidad innovadora no es un lujo, es una necesidad estratégica y una ventaja competitiva duradera.
Uno de los grandes retos en el mundo es cambiar el marco básico económico, donde se deje de pensar solo en el dinero para dar paso al interés colectivo.
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