No necesitas ser un superhéroe para salvar el planeta. Aplica los principios de la economía circular y gestiona de manera sostenible los inventarios obsoletos para evitar su destrucción. Conoce cómo y por qué darles una segunda vida.
Destruir inventarios tiene un lado positivo
A las empresas, en especial a las que fabrican productos, les llega un momento en el que se acumula inventario caducado. Es decir, esos bienes que ya no pueden salir al mercado porque se vencieron sus fechas de vida útil, ya no están de moda, entre otros motivos. En este grupo también se incluyen los activos obsoletos como la maquinaria, los dispositivos electrónicos o los muebles en mal estado, por ejemplo.
¿Ese es tu caso? Entonces es momento de hacer un análisis para determinar si es posible descartar esos inventarios y realizar un proceso de destrucción.
“La destrucción de inventarios se refiere a la eliminación controlada de los productos o materiales que no se venden ni son reutilizados por la empresa. Esto se da cuando caducaron, tienen defectos, ya no son actuales ni eficientes en términos técnicos y operativos. También, si requieren por ejemplo de repuestos que ya no se consiguen o se vencieron”.
Juan Pablo López, líder del Centro de Conocimiento de la consultora en sostenibilidad Portafolio Verde.¿Qué son las empresas sociales y cómo reinventan la economía?
Lee más
Gestión responsable de inventarios caducados
Es importante tener en cuenta que hoy existen alternativas sostenibles para hacer la disposición de los inventarios caducados, sin embargo, de manera previa se debe realizar un procedimiento que determina el cuándo, el cómo y el porqué de la destrucción. Para llevarlas a cabo es conveniente contar con un equipo multidisciplinario porque involucra a diferentes áreas de una compañía:

Área técnica: a partir de manuales y evaluaciones, determina cuál es la vida útil del inventario o su fecha de caducidad.
Área de operaciones: decide si el inventario ya no cumple su propósito de cara al cliente o equipo de trabajo.
Área logística: establece las necesidades de almacenamiento y si se requiere despejar espacio para inventario nuevo.
Área administrativa o financiera: calcula las implicaciones contables del deterioro de los activos, partiendo de la revisión técnica.
Todas las áreas: deben suscribir un acta de destrucción de inventarios en la que consta el procedimiento que se llevó a cabo o un documento de donación, según el caso. Participan en el proceso de gestión documental donde queda consignado el tiempo y el modo en que se realizará la destrucción de inventarios. La norma ISO 9000 da bases sobre el tema.
Para hacer la destrucción de inventarios, es necesario que contactemos aliados especializados o gestores externos con una licencia ambiental que los avale para efectuar procesos de incineración, encapsulamiento y despiece de materiales o procesarlos según su naturaleza.
Te recomendamos leer:
¿Cuáles son las tendencias de consumo global para 2025?
Dales una segunda vida a los materiales
Gracias a los avances normativos en materia de economía circular los productos o equipos caducados e inservibles tienen ahora una segunda oportunidad. “De esa manera, se pueden reprocesar algunos bienes para aprovecharlos dentro del ciclo productivo, elaborar nuevos productos o donarlos”, según Juan Pablo López. Estos son algunos ejemplos:
Alimentos: los productos vencidos, mal embalados, deteriorados o probados son manejados como orgánicos y usados para compostaje o lombricultura. En otros casos, se pueden utilizar para la producción de alimentos concentrados para animales.
Equipos electrónicos: se despiezan para armar otros o se donan a entidades que los reacondicionan y entregan a instituciones educativas, fundaciones o empresas pequeñas que están empezando su transformación digital o áreas menos robustas de la misma organización.
Metales: el aluminio y cobre se reutilizan para fabricar nuevos aparatos eléctricos.
Textiles: se destinan a “ventas de garaje” y jornadas de descuentos. Si se les retira la marca o etiqueta, se revenden a menores costos o reparan. Con los uniformes de dotación se fabrican otros productos como carteras o bolsos.
Aceites o pinturas: como no se degradan, pasan por tratamientos físicos o químicos para limitar el daño al medio ambiente cuando deben desecharse. Estas sustancias, por otro lado, también pueden reciclarse para generar biocombustibles.
Medicamentos: se descartan al ser considerados elementos peligrosos.
Productos de aseo personal: dependiendo del tipo de producto es posible remanufacturarlos para convertirlos en artículos de aseo industrial.
Cuando a los inventarios no se les da una segunda vida, es usual que el gestor externo asuma el compromiso de su disposición final, de manera que no terminen en cuencas hídricas o vertederos ilegales.
La protección de marca es otra prioridad. Asegúrate de que ese gestor retire los distintivos o marquillas de tus productos para que no queden a la vista y no se comprometa la reputación de tu negocio antes, durante y después del proceso.
El tratamiento que el aliado externo haga de cualquier inventario tiene que estar certificado mediante un documento en el que conste la cantidad o peso de lo que le entregaste y lo que él hizo con esto, pues este es el soporte de la disposición que se les dio a los inventarios.
¿Conoces los aspectos financieros de la destrucción de inventarios? Aquí te los contamos

En contabilidad, la destrucción de inventarios se registra como una pérdida, según las NIIF. El reconocimiento de lesta se incluye en la cuenta de costos o gastos operativos.
Beneficios de la gestión responsable de inventarios obsoletos
La gestión responsable de inventarios es, entonces, una buena práctica que representa beneficios para las empresas. De acuerdo con el líder del Centro de Conocimiento de Portafolio Verde, estos son:
Económicos: reduce costos operativos e incluso genera ingresos extra si se comercializa el material aprovechable, como plástico o cartón.
Legales: hay un cumplimiento normativo, lo que evita posibles multas o sanciones por disposición inadecuada de residuos.
Innovación: incentiva la búsqueda de formas de reintroducir los materiales de desecho en el ciclo productivo.
Ambientales: reduce las emisiones de gases de efecto invernadero y la huella de carbono en vista de que no se requiere adquirir materia prima original.
Conservación: evita el vertimiento de residuos aprovechables en los rellenos sanitarios y en los ecosistemas.
Protección de ecosistemas: promueve la reducción de la deforestación, pérdida de diversidad y contaminación de suelo.
Generación de empleo: la recopilación, separación y gestión adecuada de residuos requiere personal.
Reputación: las organizaciones obtienen un aval de su compromiso medioambiental, crucial hoy para hacer negocios.
Ahora ya lo sabes. La gestión sostenible de inventarios es una buena práctica de economía circular porque ayuda a aprovechar los materiales que no aportan al negocio y a contribuir a que el sistema productivo sea eficiente y resiliente.
¿Cómo gestionarás tus inventarios caducados para sumarte a la “ola verde” que invade al planeta?