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Ruta de transformación para las empresas: consejos para impulsar tu negocio
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La sostenibilidad financiera es un concepto que cada vez está tomando más auge en los negocios. Se trata de tomar decisiones de inversión pensando en otros enfoque como los factores sociales y ambientales. Sigue leyendo.
Hablar de sostenibilidad ya no es una tendencia y, en el mundo de los negocios, tampoco. De hecho, ante un contexto volátil y complejo integrar este concepto en el área financiera es muy importante porque no solo logra que las organizaciones subsistan a largo plazo, sino que también hace que estas empresas se destaquen como líderes en sus propios sectores.
La sostenibilidad financiera se refiere a la capacidad que tiene una organización para generar una cantidad de ingresos estables y suficientes en el tiempo. Este concepto implica tomar decisiones responsablemente, tener una alineación con los objetivos de la empresa y una gestión prudente de los recursos reconociendo el impacto en el bienestar de las futuras generaciones.
Juan Carlos Jaramillo, vicepresidente Comercial de Negocios Empresariales en Bancolombia y Gabriela Muñoz, dueña de Taxia Life, conversaron sobre este tema durante el evento de Ruta de transformación para las empresas.
Muñoz resaltó que la importancia de la sostenibilidad financiera parte de que, como empresa, se tenga la intención de crear un ecosistema que le haga más fácil la vida a la gente a través de algún producto o servicio, en su caso, por medio de la tecnología ha generado cambios tangibles en sus clientes, aliados y colaboradores.
Pero, su importancia y beneficios también se evidencian en:
Visión estratégica: las empresas con una sostenibilidad financiera tienen en cuenta diversos aspectos (económicos, sociales y ambientales) para tomar decisiones que representan el panorama completo. Esto es importante porque están presentes tanto los riesgos como las oportunidades.
Reputación de marca: las empresas sostenibles gozan de una mejor reputación de marca y son atractivas para los consumidores. Los usuarios están dispuestos a pagar un precio más alto por productos y servicios de organizaciones que comparten sus valores.
Ahorro de costos: la sostenibilidad financiera implica tomar medidas con respecto al uso de los recursos. La eficiencia energética, el uso de energías renovables, entre otras estrategias son fundamentales no solo por el cuidado del planeta, sino también porque permite optimizar operaciones y disminuir los gastos.
Más inversión: los inversores buscan empresas con prácticas sostenibles. La sostenibilidad financiera, por ejemplo, es una muestra clave del potencial de crecimiento a largo plazo de una empresa y puede reflejar como se evidencia la solidez de las compañías.
Cambio de mentalidad: la sostenibilidad financiera es una muestra de cómo, por ejemplo, la adaptación es una forma de alcanzar el crecimiento y, precisamente, a través de ella se puede lograr un camino de innovación en el que se tiene en cuenta de qué manera mejorar la vida del cliente, pero también favorecer un clima laboral de alto rendimiento.
Para Juan Carlos Jaramillo y Gabriela Muñoz alcanzar la sostenibilidad financiera, lograr que sea parte de las compañías y mantenerla en el tiempo inicia con tres elementos claves: un propósito claro, un modelo de negocio transformador y una correcta medición de los resultados.
Tener un propósito es un pilar fundamental en las compañías. A través de él se alinean los procesos de la empresa y los equipos se convencen del trabajo qué están realizando, en este sentido, es esencial que al diseñarlo se encuentre alineado con los valores y principios de las empresas.
La convicción acerca del porqué existe una organización está muy relacionada con la sostenibilidad financiera, ya que a través de ella las empresas pueden preguntarse constantemente qué les hace falta, cómo vencer las barreras u obstáculos que detecten y asimismo determinar si están cerca o lejos de su propósito. Incluso, es un factor que impulsa la innovación porque al tener claro lo que se desea alcanzar, las empresas pueden pensar cómo mejorar la vida de sus usuarios desde distintos frentes, ya sea el costo, la usabilidad, nuevas funciones, medios de pago diferentes, entre otras alternativas que contribuyen a incrementar la satisfacción y a lograr que las organizaciones tengan una ventaja competitiva en el mercado.
El modelo de negocio de una empresa, y más si tiene en cuenta el tema de las finanzas sostenibles, debe diseñarse para generar valor a largo plazo a la organización, la sociedad y el medioambiente. Una de las principales características es que es flexible y adaptable para responder a tiempo ante los cambios en el entorno y las necesidades de los usuarios.
Esta adaptabilidad implica comprender en cuáles operaciones o aspectos del negocio la tecnología puede ser un habilitador al ayudar a reducir costos o incrementar la rentabilidad. Para que estas innovaciones generen los resultados esperados, es un requisito ser autocríticos y llevar a cabo ejercicios que permitan entender qué es prioritario, de lo contrario las implementaciones futuras podrían convertirse en una deficiencia.
La sostenibilidad financiera y los modelos de negocio con capacidad de transformación facilitan el uso de herramientas digitales que permiten conocer mucho mejor a los clientes y aumentar la eficiencia. Por otro lado, también contribuyen a integrar otras alternativas para dejar atrás procesos que pueden ser obsoletos al ser tan tradicionales.
Con un propósito claro y un modelo de negocio transformador, es muy probable que los resultados de las organizaciones cumplan con sus principales objetivos. Sin embargo, para garantizarlos a largo plazo es un requisito incluir mediciones e indicadores claves de desempeño que midan el progreso y contribuyan a saber en qué área se debe mejorar.
Es importante tener en cuenta que esta medición no se limita únicamente a lo operativo, sino que también evalúa la cultura organizacional, la gestión del talento humano, entre otros componentes que garantizan los resultados. No se debe perder de vista que todos en su conjunto suman a la reputación y la confiabilidad de las organizaciones.
Un plan claro para sacarle el mayor provecho a estos datos es intentar ir más rápido que el contexto, comprender cuáles son los principales riesgos, identificar en qué puntos se flaquea y, finalmente, tomar todos los hallazgos para impulsar la innovación. Una cuestión clave para evaluar la eficacia del negocio, es dejarse de preguntar cuántos clientes nuevos consigo y darle prioridad a saber cuántos de ellos se logran retener mes a mes.
Lograr la sostenibilidad financiera requiere de un compromiso a largo plazo y una transformación cultural profunda. Las empresas que logren integrarla adecuadamente en su modelo de negocio estarán mejor preparadas para enfrentar los desafíos del futuro y construir un mundo más justo y sostenible para todos.
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