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Hidrógeno: el compuesto que liderará la transición energética
El hidrógeno es uno de los componentes que se posiciona para liderar la transición energética en Colombia. Te contamos sobre sus ventajas.
Los comunicados de política monetaria emitidos por las juntas directivas de los bancos centrales son un insumo vital para los agentes económicos.
Los comunicados de política monetaria emitidos por las juntas directivas se han convertido en un elemento primordial en la relación entre el banco central y los agentes económicos. A partir de estos, los agentes del mercado entienden las consideraciones que subyacen las decisiones de política y buscan señales que permiten anticipar el rumbo futuro de las tasas de interés.
Sin embargo, encontrar en los textos de los bancos centrales pistas sobre las decisiones venideras no es una labor sencilla. Esta complejidad se deriva del hecho de que establecer el nivel de la tasa de interés de referencia es una decisión de un cuerpo colegiado, en la que intervienen múltiples consideraciones que van más allá de los indicadores macroeconómicos o las reglas de política cuantitativas. En muchas oportunidades el elemento cualitativo tiene un peso determinante en la actuación del banco central, y justamente en los textos que este produce hay una fuente invaluable para aproximarse al mismo.
No obstante, para que sea efectivo, el análisis de las comunicaciones debe hacerse de una manera exhaustiva y sistemática, ya que se puede correr el riesgo de tener visiones sesgadas, o de dejar de lado información que puede ser relevante. Es por ello que han empezado a aparecer en algunos países trabajos que se aproximan al estudio de las publicaciones de los bancos centrales a través de herramientas de análisis de texto.
Justamente el objetivo de este análisis es aportar a esta área de estudio, proponiendo una alternativa metodológica que hasta ahora empieza a adoptarse en Colombia. La aproximación que proponemos arroja resultados satisfactorios. En particular, a partir de la información que ella genera se consigue reducir de forma sustancial el error de pronóstico de la tasa de intervención del Banco de la República.
Lo anterior, que de entrada es una ganancia de gran magnitud en la prospección de la política monetaria, tiene un valor especial en la actual coyuntura del país. Esto, en la medida en que el largo periodo de estabilidad a la que ha llegado la tasa de referencia ha confluido con visiones encontradas sobre el cambio de orientación que tendrá el Emisor, particularmente en 2020. En efecto, hoy en día en los mercados de renta fija son muy similares las probabilidades asignadas tanto a mantener como a subir o bajar la tasa repo el próximo año. Es por ello que nuestro trabajo puede arrojar luces útiles para reducir esta incertidumbre.
En concreto, analizamos un conjunto de 139 documentos (los comunicados y las minutas de cada reunión de decisión de tasa de interés de la Junta Directiva del Banco de la República) desde julio de 2007 hasta la última reunión de política monetaria de este año. Luego, utilizamos 3 metodologías diferentes para el análisis de texto, así:
Conteo de palabras en los documentos del Emisor.
Análisis probabilístico de los tópicos de cada documento.
Análisis semántico de dichos textos.
A continuación, detallamos nuestros principales hallazgos.
El uso reciente de palabras del Emisor implica una baja probabilidad de observar un movimiento en la tasa de interés en el corto plazo.
En primer lugar, buscamos cuál ha sido el lenguaje que ha caracterizado los diferentes ciclos de la política monetaria (estabilidad en la tasa de interés, alzas o bajas), mirando la frecuencia del uso de palabras en cada documento. Con este ejercicio encontramos que, en efecto, hay un vocabulario particular para cada fase de política. Por ejemplo, las palabras como “superior rango”, “aumento inflación” y “fuerte dinamismo” tienen menciones únicas en los periodos previos a que se incremente la tasa, mientras que palabras como “ampliación brecha”, “inflación estabilidad” y “consecutivo descenso” han caracterizado las reuniones en las que ha permanecido estable el tipo de interés, pero que están próximas al momento en el que se realiza un recorte.
Con estos resultados, decidimos realizar un análisis de las minutas y el comunicado de la reunión de junio pasado, en la que la Junta del Emisor decidió mantener la tasa de intervención en 4,25%. En este, contrastamos las palabras que caracterizan únicamente a las fases de estabilidad, de incrementos o de reducciones en la tasa, con las utilizadas en los documentos de junio. Y hallamos que la mayoría de estas se han mencionado en los periodos de estabilidad en la tasa (“mantuvo por debajo de la meta”, “siguen moderando”, “incertidumbre”, “monitoreando”, “cercanos a la meta”, “unanimidad”). Todo esto nos sugiere que, por lo menos en el corto plazo, es poco probable observar un movimiento en la tasa de intervención.
La actividad productiva y el sector externo son los temas clave que hoy lideran la discusión de la Junta Directiva, lo que soporta la visión de estabilidad en las tasas para 2019.
A través de nuestra herramienta de análisis probabilístico (LDA), logramos desagregar los temas con los que el Emisor evalúa la economía: política monetaria, crecimiento económico, inflación y sector externo. Además, logramos ordenar y determinar cuál ha sido el tema más (o menos) relevante en cada momento del tiempo.
Específicamente, encontramos que los tópicos que han predominado en las reuniones del Emisor han seguido de cerca la coyuntura económica que motiva las decisiones de tasa de interés. Por ejemplo, entre 2014 y 2015, el tópico más relevante fue “inflación”, consistente con el momento en el que coincidieron diferentes choques que llevaron la variación de los precios por encima de 4% y al Emisor a iniciar un ciclo alcista en la tasa de interés. Luego, la ampliación del déficit en cuenta corriente (pasó de 5,1% del PIB en 2014 a 6,3% en 2015) hizo que el sector externo ganara más relevancia en 2016.
Por otro lado, encontramos que, desde finales de 2017 hasta la fecha, el tema que ha predominado la discusión al interior de la Junta Directiva es la evolución de la actividad productiva. Lo anterior es coherente con un contexto en el que la economía se mantiene operando por debajo de su potencial y la inflación y sus expectativas se mantienen gravitando cerca de la meta de 3%.
Conviene anotar también que el segundo tema más importante es el sector externo, algo que es congruente con la incertidumbre global y el proceso reciente de apertura de la cuenta corriente. Todo ello nos hace considerar, nuevamente, que es factible que la estabilidad en la tasa de política monetaria se prolongue por un periodo adicional.
Pese a que las menciones a la inflación no son predominantes, las alusiones a los riesgos sobre esta persisten e implican que el siguiente movimiento de las tasas sería al alza en el 2020.
Finalmente, mediante un análisis semántico de los documentos, obtuvimos tópicos de discusión relevantes para la Junta y su evolución en el tiempo. Un ejemplo del comportamiento histórico de estos temas se presenta en la gráfica siguiente (Factor latente y tasa repo), en la que se observa un factor que se asocia positivamente con palabras del sector real tales como “crecimiento”, “crédito” y “consumo” y negativamente con los términos “inflación”, “meta” y “expectativa de inflación”, entre otros.
Luego, incorporamos esta información para predecir los próximos movimientos en materia de tasa de interés. Así, además de contar con las expectativas de crecimiento del PIB y de la evolución de la inflación, en este pronóstico consideramos la importancia relativa de los temas de discusión que en este momento tiene la Junta Directiva del Emisor. Esto último nos ayuda a anticipar con mayor certeza sus siguientes movimientos.
Con este ejercicio, corroboramos nuevamente que el periodo de estabilidad en la tasa es algo que se puede prolongar en el corto plazo, pero que puede culminar con un ciclo alcista en el 2020. Esto último es consecuencia de que, si bien la variación anual de los precios no es una preocupación de primer orden, aún sigue pesando en las discusiones de la Junta Directiva.
Mediante el análisis de texto, logramos cuantificar información cualitativa, contenida en las minutas y comunicados de las decisiones del Emisor, e incorporarla como herramienta de evaluación de la política monetaria.
Nuestro análisis revela que la estabilidad en las tasas de interés perdurará en el corto plazo, pero que se prolongará solo hasta los primeros meses de 2020. Lo anterior luce congruente con un entorno macroeconómico caracterizado por una recuperación pausada y con algunos riesgos alcistas, de carácter transitorio, sobre la evolución de la inflación.
Además, nuestro ejercicio muestra que un recorte a la tasa de intervención, tal como se ha empezado a descontar en el mercado, no parece estar acorde con la manera en que el Emisor ha comunicado su visión y sus decisiones de política recientemente. De hecho, tal movimiento tampoco parece estar en línea con las perspectivas en materia de crecimiento económico, ya que encontramos que, para que este último escenario se materialice, es necesario que la economía crezca alrededor del 2,4% en 2019, algo que luce poco probable. Es por esto que, en nuestra proyección base, esperamos que la tasa de intervención se mantenga en 4,25% hasta el 1T20, momento en el que anticipamos un alza de 25 pbs, acompañada de otra de igual magnitud en junio de ese año.
El hidrógeno es uno de los componentes que se posiciona para liderar la transición energética en Colombia. Te contamos sobre sus ventajas.
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