“En la medida en que las tasas de interés bajen, en donde la inflación anualizada baje rápidamente hasta llegar, incluso casi que al tope máximo del rango meta del Banco de la República, esa será una muy buena noticia para el consumo interno”.
Luego de un 2023 con enormes desafíos, las expectativas para 2024, aunque moderadas, son mejores. Te contamos qué piensan los expertos sobre la evolución de los principales indicadores económicos de Colombia.
En un entorno de crecimiento económico aún moderado para 2024 en el país, la atención se centra en las proyecciones de algunos de los principales indicadores macro como la inflación y las tasas de interés, particularmente claves para empresas y su gestión de riesgo en el año.
De acuerdo con la Guía Bancolombia 2024, este es un año en el que la actividad productiva irá de menos a más: así, pronostica un leve crecimiento de la economía colombiana de 0,9 %, cifra detrás de la cual habría una tendencia de recuperación progresiva, a pesar del entorno desafiante e incertidumbre que aún persiste en el país y que coincide también con proyecciones de PIB moderadas por parte de entidades multilaterales como el Banco Mundial o la Cepal, todas por debajo del 2 % para Colombia.
Además, la convergencia de la inflación será más lenta de lo antes esperado. La Guía Bancolombia 2024 proyecta un final de 2024 en 5,9 % para este indicador. En este rubro tendrán efectos la debilidad de la economía como principal fuerza bajista, mientras el incremento en los precios de los combustibles y el Fenómeno de El Niño serán los principales obstáculos en materia inflacionaria.
En tanto, para las tasas de interés, el banco proyectó que, luego de que el ciclo de recortes comenzara en diciembre de 2023, se abrirá camino para que la postura contractiva de la política monetaria comience a ceder terreno de manera cautelosa durante 2024, en medio de enormes desafíos desde el frente inflacionario, económico y financiero. Sin embargo, el ritmo de recortes será más gradual debido al alto nivel de precios actual y al desanclaje de las expectativas. Así, para final de año, la tasa de interés en Colombia se ubicaría en 9,25 %.
Por lo anterior, ante un panorama moderado, la inversión continuaría lenta como resultado de las elevadas tasas de interés y el menor impulso público. La actividad constructora, que representa el núcleo duro de la inversión en el país, afronta un panorama en el cual no se vislumbran grandes proyectos de infraestructura de interés nacional, toda vez que el enfoque del gasto público en el corto plazo estaría en los programas sociales. De igual forma, la fuerte caída en las ventas de vivienda seguiría presionando a la baja la actividad del sector durante todo 2024.
Estas proyecciones también se sintonizan con otras mediciones importantes del mercado colombiano como la Encuesta de Opinión Financiera (EOF) de Fedesarrollo y la Bolsa de Valores de Colombia (BVC), que para enero mostró que los principales analistas locales esperan una tasa de interés que se ubique en 8 % para final de año y una inflación de cierre de 2024 en 5,50 %.
Por tal razón, para las empresas será fundamental calcular operaciones en medio de un proceso de lenta desinflación y, con ello, recortes graduales en la tasa de política monetaria, por lo que habrá que maniobrar los riesgos de precios al alza, tal como indica la Guía Bancolombia 2024.
Ante este panorama, el exministro de Hacienda y actual rector de la Universidad EIA, José Manuel Restrepo, explicó que para las empresas es muy importante hacer seguimiento a estas variables pues “en la medida en que las tasas de interés bajen, en donde la inflación anualizada baje rápidamente hasta llegar, incluso casi que al tope máximo del rango meta del Banco de la República, esa será una muy buena noticia para el consumo interno como motor de crecimiento y, por ende, al sector empresarial que debe estar muy atento”.
Sin embargo, Restrepo enfatizó en que esto debe ir de la mano de una mayor confianza inversionista en el país y de correctos criterios que la incentiven pues es la inversión privada la que puede jalonar un mayor crecimiento. “No tenemos solamente un problema de tasas o de inflación. Poseemos problemas y expectativas de falta de confianza. Sectores como infraestructura, industria o comercio siguen muy golpeados y deben tener claros mensajes y confianza para su recuperación, más allá de los indicadores macro”, aseguró.
En cuanto a los factores para tener en cuenta por varios sectores productivos ante este entorno macro destacan los siguientes: los menores precios de los productos minero-energéticos respecto a los máximos evidenciados durante el 2022, junto con el bajo ritmo de crecimiento de la economía local, limitarían la salida de utilidades de las empresas extranjeras que realizan activades en el país; principalmente aquellas que operan en el sector de hidrocarburos y de extracción de carbón.
El comercio de bienes básicos estará condicionado por el impacto en precios derivado de El Niño y los impuestos saludables. Pese a lo anterior, el incremento en los subsidios del Gobierno Nacional, así como un aumento esperado de las remesas, les permitirá a los hogares aumentar su poder de compra.
“En la medida en que las tasas de interés bajen, en donde la inflación anualizada baje rápidamente hasta llegar, incluso casi que al tope máximo del rango meta del Banco de la República, esa será una muy buena noticia para el consumo interno”.
Para las empresas del sector supermercados, la expansión de las tiendas hard discount y las marcas propias ayudarán a los hogares a contrarrestar las presiones al alza en los precios. Así, el desafío más grande lo tendrán los competidores minoristas, en su lucha por mantener los márgenes de rentabilidad, en medio de un contexto donde el factor precio toma cada vez más relevancia en las decisiones de compra de las personas.
Por otro lado, en el caso de bienes durables (vehículos y electrodomésticos) y semidurables (vestuario, calzado, utensilios de cocina) persistirá la alta dependencia de la TRM, las tasas de interés y el endeudamiento. Se anticipa un entorno donde no se alcanzarán las condiciones adecuadas para potenciar el consumo de estos bienes.
De manera general, la EOF de Fedesarrollo y la BVC preguntó a los administradores de portafolio acerca de los tipos de riesgo para los cuales planean establecer una cobertura en los próximos tres meses ante las condiciones macro del país.
En enero, el 48,2 % de los encuestados (56,5 % en diciembre) afirmó estar planeando una cobertura contra la tasa de cambio en el corto plazo. En segundo lugar, el porcentaje de administradores que espera cubrirse contra la tasa de interés fue de 37 % mientras que, frente al riesgo de inflación se situó en 11,1 % (26,1 % y 8,7 % en diciembre, respectivamente).
¿Cómo mitigar los riesgos en las operaciones de las empresas? Para responder esta pregunta consultamos a los expertos del equipo de Estructuración y Derivados de Bancolombia, quienes nos entregaron sus consideraciones ante las variables macroeconómicas que pueden impactar sus márgenes y rentabilidad. Estos son los cinco aspectos para tener en cuenta entre la gestión activa de las tasas de interés e inflación para las empresas y las proyecciones del 2024:
Tener claridad sobre los rubros que están atados a indicadores variables tales como deuda financiera y ventas que dependen de inflación o inversiones atadas a indicadores como IBR, IPC o UVR, es vital para dimensionar los ingresos o gastos que podrían estar afectados frente a los movimientos de estas variables y así realizar una gestión proactiva de estos riesgos. Frente a las expectativas de tasas de interés e inflación se vuelve relevante que las tesorerías de las compañías presten mayor atención a la coordinación de los calendarios de pagos y refinanciaciones para tener un balance en su flujo de caja.
Ante una reducción de la demanda y un incremento de los precios, es posible que convenga aplazar algunos proyectos de inversión. En otros casos puede ocurrir todo lo contrario; algunas empresas pueden encontrar en estos momentos buenas oportunidades para fusionarse o adquirir compañías en busca de liquidez. Por su parte, la cadena de suministro es una de las que más puede verse afectada por la inflación: no se pueden parar las entregas ni la reposición de inventarios y, al mismo tiempo, se sufren más los incrementos de los precios del transporte o las materias primas. Ante este escenario, una buena idea es anticiparse a necesidades futuras para optimizar la gestión de la cadena de suministro.
Desde la financiación e inversión es natural tener exposición a las tasas de interés e inflación, sin embargo, de acuerdo con los objetivos de cada empresa existe una tolerancia máxima que se puede admitir en las compañías. Es relevante que esta tolerancia esté clara para así dar un norte sobre las posibles alternativas de cobertura que se deberían considerar para mantener un balance entre la rentabilidad y la sostenibilidad del negocio. La rentabilidad del negocio se entiende como el costo desde el punto de vista de la financiación y el retorno cuando hablamos de inversión y, la diversificación; y la sostenibilidad a través de la correlación entre ingresos y gastos atados al mismo indicador variable y el cuidado de la caja.
Cuando se trata de gestionar los riesgos de mercado, es necesario tener alineadas a todas las áreas que participan en el proceso. Tesorería, compras, contabilidad y riesgos son áreas que se verán impactadas por las decisiones de cobertura que se tomen. Además de una alineación de las áreas, realizar un seguimiento de la estrategia y compartirla en toda la compañía es clave. Así garantizará la construcción de una cultura de gestión de riesgos de mercado transversal a las decisiones de cobertura, financiación e inversión.
En tiempos de inflación y altas tasas de interés, hay que prestar atención a las condiciones crediticias que se endurecen por una mayor percepción de riesgo. Por eso, las herramientas de análisis de mercados y actualidad económica serán relevantes para mantenerse enterados sobre el posible impacto que tendrán las variables de mercado en la dinámica de la compañía. De cualquier forma, como parte de la cultura financiera organizacional, la gestión de riesgos de mercado es fundamental para tomar medidas de manera anticipada para mitigar el efecto que pueda tener la inflación y las tasas de interés.
FRASE 2
Además, aspectos como la optimización de la cadena de suministro, la revisión de contratos a largo plazo y el equilibrio entre deuda y financiación son clave para adaptarse a este escenario. Una gestión de riesgos de tasas de interés anticipada, la toma de decisiones informada y la resiliencia son fundamentales para afrontar los desafíos económicos y salir fortalecidas de este panorama.
Si quieres saber más sobre cómo gestionar el riesgo de tasa de interés (y tasa de cambio), escucha nuestro podcast Oído al riesgo, una audioserie de 12 episodios exclusiva de Bancolombia, en la que, por medio del caso real de una empresa, nuestros protagonistas sortean diferentes adversidades para llevar a su empresa a otro nivel.
Fuentes:
En 2035, Colombia podría posicionarse como el 2° país exportador de aguacate en el mundo. Análisis y proyecciones del comercio de aguacate. Ver más.
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